Hoy vamos a hablar de anatomía, y por una vez no vamos a hablar de anatomía energética, sino física. Nos adentramos así en la anatomía del aparato respiratorio para descubrir todos los órganos que lo componen, y lo perfecto que es su funcionamiento.
La anatomía física es una parte más fácil de reconocer, ya que es perceptible con los sentidos, pero esto no implica que en muchas ocasiones sea una gran desconocida. Por ello hoy nos concentramos en recorrer el camino que hace el aire desde las fosas nasales hasta los pulmones.
Y además hacemos una meditación para ayudarte a purificar los pulmones, para mantenerlos en perfecto estado.
Contenido
- Anatomía física del aparato respiratorio:
- Nariz
- Faringe y laringe
- Tráquea
- Bronquios
- Pulmones
- Diafragma y músculos secundarios de la respiración
- Meditación para purificar los pulmones
Transcripción
A lo largo de todo este podcast hemos hablado mucho de la respiración, y lo hemos hecho en relación a aspectos muy variados, como las diferentes técnicas de ejecución, sus beneficios, sus aspectos más sutiles, etc.
Hoy me gustaría detenerme en la parte más física, ya que desde el principio hemos hecho más hincapié en todo lo energético, y hemos ido pasando por alto esta parte.
Cuando hablamos de respirar solemos pensar directamente en llenar los pulmones. y aunque sabemos que este proceso comienza en la nariz, es como si hubiese un gran vacío entre ambos puntos.
Pero en realidad el recorrido del aire es más complejo, y hoy me gustaría que me acompañaras en un viaje a través de tu propio cuerpo, para descubrirlo juntos.
Y es que piensa que a través de esta sencilla acción nuestro organismo recibe todo el oxígeno y prana que necesita para mantenerse vivo, y para llevar a cabo cualquier otra función.
Si mantenemos el aparato respiratorio en perfecto estado, fuerte y saludable, podremos nutrirnos de energía (oxígeno y prana) de forma eficiente, a la vez que eliminamos el dióxido de carbono sin esfuerzo, purificando nuestros cuerpos, y apoyando el equilibrio entre prana y apana.
La nariz
Para comenzar contamos con dos puntos de acceso para el aire, la nariz y la boca. Y pese a que ambos sean igualmente operativos, y puedan cumplir su función de llevar aire a los pulmones, lo cierto es que su efecto es bien distinto.
Durante la práctica de Yoga nos entrenamos a respirar únicamente a través de la nariz, tanto para inhalar como para exhalar. Y esto sorprende a mucha gente, porque estamos muy acostumbrados a respirar por la boca.
Pero al ir cambiando el hábito, podemos integrarlo en nuestro día a día, y lograr con ello un sinfín de beneficios. Porque respirar por la boca no tiene nada de malo si se emplea con un fin específico, por ejemplo si estamos buscando una rápida liberación emocional, o purificarnos.
Más allá de eso, la respiración a través de la nariz es más recomendable, y es donde comienza nuestro viaje, así que comenzamos en las fosas nasales.
Éstas suponen una apertura mucho menor que la boca, por lo que fuerzan a que la entrada de aire se produzca más lentamente, y con ello, hay más tiempo disponible para el intercambio de gases.
Además, están conectadas con los senos paranasales, una serie de cavidades encargadas de mantener la temperatura y la humedad del aire, así como de filtrarlo para eliminar el polvo o posibles sustancias, antes de alcanzar los pulmones.
El recorrido del aire desde las fosas nasales es mayor que desde la boca, por lo que hay tiempo también para calentarlo y humedecerlo en el trayecto.
Cuando nos paramos unos instantes a revisarlo todo parece muy obvio, pero piensa cuando se te pide tomar una inhalación profunda, seguro que vas directo a tus pulmones. Pero con un mínimo de intención, puedes ser consciente de tu respiración desde que arranca en las fosas nasales, es muy fácil posicionarte en ellas, y hacerte más presente en todo el proceso.
Y aunque hoy no es el tema, este parte del recorrido del aire conecta con la energía del triángulo superior de chakras, es decir, el quinto en la garganta, el sexto en el entrecejo y el séptimo en la coronilla, con los canales de energía Ida y Pingala, y con la glándula pituitaria.
Este punto es muchísimo más que una puerta de entrada, y te animo a observar el efecto de tu propia respiración para ser más consciente lo primero de si estás respirando por la nariz o por la boca, y lo segundo, de cómo esto te hace sentir.
La faringe y la laringe
Pero continuando nuestro recorrido, las fosas nasales se unen en la faringe, un pequeño conducto que se encuentra en la parte posterior de la boca y la nariz, y que es lo que comúnmente llamamos garganta.
Está conectada tanto con la boca como con la nariz, por lo que pertenece al aparato digestivo y al respiratorio a la vez. De ahí que a veces nos atragantemos y la comida o el aire vayan por el lugar equivocado.
A partir de este punto ambos sistemas se separan y diferencian mediante la laringe y el esófago.
La laringe es la parte superior del conducto específico para el aire, que lleva a la tráquea.
La tráquea
La tráquea es la continuación de ese mismo conducto, pero es un tejido más fuerte y rígido, formado por anillos cartilaginosos. En ella todavía encontramos cilios, que son los pequeños pelos que filtran el aire para expulsar todas las impurezas, evitando que lleguen a los pulmones.
Los bronquios
En su extremo inferior, la tráquea se divide en dos ramificaciones, que es lo que conocemos como los bronquios. Cada uno de ellos enlaza con uno de los pulmones, aunque lo hace poco a poco, ya que estos conductos continúan a su vez dividiéndose en los bronquiolos, formando la estructura que conocemos, similar a las ramas de un árbol.
Al final de cada ramificación encontramos los alvéolos, que son pequeñas bolsas de aire, donde se lleva a cabo el intercambio entre el oxígeno y el dióxido de carbono. Tenemos aproximadamente 600 millones de alvéolos, y se dice que si los colocamos todos juntos ocuparían el espacio equivalente a una pista de tenis.
Toda esta estructura compuesta por los bronquios, bronquiolos y alvéolos, se conoce con el nombre de árbol bronquial, y nos ha traído ya a los pulmones.
Los pulmones
Muchas veces se habla de los pulmones como si fuesen globos, por su capacidad de inflarse, pero lo cierto es que son más como esponjas. Así puedes imaginar cada pequeño espacio libre en la esponja formado por los alvéolos.
Cuando están sanos son de color rosa, y son realmente flexibles y dinámicos. Podemos apoyar este estado respirando de forma profunda, cuidando la calidad del aire y tomando una dieta sana y natural.
Los pulmones, si no tenemos en cuenta a la piel, serían el órgano más grande del cuerpo, ya que ocupan desde las clavículas, en la parte superior del pecho, hasta el músculo del diafragma, en la parte superior del abdomen.
Además se expanden en todas direcciones. De nuevo cuando hablamos de la respiración, solemos pensar en la expansión de los pulmones hacia delante, ya que la apreciamos muy fácilmente en el vientre. Pero en realidad ocurre hacia todos lados, y aunque son quizás movimientos más sutiles y pequeños, puedes sentirlos en los costados, en la espalda o en el pecho.
El diafragma y los músculos secundarios de la respiración
Esto es gracias a la actuación de diferentes músculos, ya que como hemos visto en otras ocasiones, los pulmones no tienen la capacidad de respirar por sí mismos, y simplemente se adaptan al espacio disponible.
Y ese espacio lo crean principalmente el diafragma, los músculos intercostales, y el resto de músculos secundarios de la respiración.
No vamos a detenernos en ellos porque ya lo hicimos en otros episodios, así que si te interesa profundizar en ello te recomiendo volver especialmente al número 17, los músculos responsables de la respiración.
Ahora vamos a pasar a la meditación de hoy, que te ayuda a limpiar y purificar los pulmones, para cuidar este órgano tan importante, y ayudar a mantenerlo en perfecto estado.
Meditación para purificar los pulmones
- Para abrir el espacio: siéntate con la espalda recta, coloca las manos en el mudra de plegaria y canta 3 veces Ong Namo Guru Dev Namo.
- Postura: sentado en postura Fácil, Sukhasana, deja las manos apoyadas sobre las rodillas, con las palmas hacia abajo. Mantén la columna recta, mantén elevada la caja torácica y expande los pulmones.
- Respiración:
- Toma una inhalación profunda y completa a través de la nariz y sostén el aire dentro todo el tiempo que te sea cómodo. Exhala completamente a través de la boca y con los pulmones vacíos frena dejando el aire fuera el mismo tiempo que has mantenido con la inhalación. Hazlo a tu propio ritmo asegurándote que los dos tiempos de retención son iguales. 15 minutos.
- En la misma posición inhala (2 segundos), exhala (2 segundos), inhala (2 segundos), exhala (2 segundos) y comienza respiración de fuego. 3 minutos.
- Relaja.
- Ojos: 1/10 parte abiertos.
- Para terminar: inhala profundo, sostén brevemente el aire dentro y exhalando relaja.
- Para cerrar el espacio: recita el Eterno Sol “que el Eterno Sol te ilumine, el amor te rodee y la luz pura interior, guíe tu camino” y canta 3 veces Sat Nam.