Si conoces en primera persona la empatía y te sientes abrumado y desbordado por la cantidad de emociones e información que recibes.
Si eres muy sensible a las energías de las personas, entornos, animales,…
Si alguien cercano a ti encaja en alguno de los puntos anteriores.
O si quieres mejorar tus relaciones, sea en el ámbito afectivo, familiar o laboral, para crear conexiones y comunicaciones mucho más efectivas, sinceras y elevadas.
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¿Qué es la empatía?
Mientras todos estamos programadas para ser empáticos, no todas las personas empáticas son compasivas, movidas a actuar desde sus experiencias empáticas Cyndi Dale, El poder de la empatía
La definición que nos ofrece la RAE es la siguiente: la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos
Esta habilidad ha sido asociada recientemente a un tipo de células muy especiales del cerebro, las llamadas neuronas espejo. Fueron descubiertas de forma casual, cuando unos científicos italianos estaban trabajando con monos. En sus pruebas pudieron comprobar que al comer, en el cerebro del animal se activaba una parte muy concreta de sus neuronas.
Un día durante el experimento, una persona se puso a comer los cacahuetes de la prueba, mientras uno de los monos le observaba. Para su sorpresa, el ordenador mostró que mientras observaba, en el cerebro del mono se habían activado las mismas neuronas que cuando comía.
Esto demuestra que no hay diferencia entre hacer algo y observar a alguien hacerlo. Estamos hechos para reconocer las emociones ajenas y para conectar con los demás. De este modo podemos saber cómo se siente otra persona.
El valor de la empatía: La compasión
Así es, desgraciadamente. Creo que la palabra empatía se asocia y se da por hecho en las Personas Altamente Sensibles. Es cierto que tenemos la capacidad de percibir mucha información de las demás personas, de sentir lo que ellos sienten y captar detalles invisibles. Pero eso no significa ser empático.
La empatía es un camino cuyo fin último debe ser siempre la compasión. Y aquí es, donde a mi entender, falla la psicología. Porque la empatía no está sólo en el cerebro, está en el Centro del Corazón. De hecho, la forma que tenemos de conectar con los demás es a través del aura, el campo magnético que nos rodea. Es, como todo, un tema energético y espiritual.
Ejemplos de empatía
Os pongo como ejemplo una situación personal.
Durante años yo me he encontrado a mí misma diciendo cosas como “puedo sentir perfectamente lo densas que son estas personas, no las aguanto, me hacen enfermar”. Tal cual, y me quedaba tan ancha, es más, orgullosa de ser capaz de percibirlo mientras los demás no lo hacían. Me hacía sentir especial.
Con el tiempo he aprendido que esto no es ser empático, de hecho es más bien todo lo contrario y demuestra una falta de empatía importante. Ahora percibo esa misma energía, respiro profundo e intento concentrarme en pedir luz para esas personas que tienen una frecuencia tan baja. Porque si recibes información así es para hacer algo bueno con ella, no para colgarte una medalla ni aportar más negatividad o distancia.
No digo con esto que sea algo fácil. Es realmente complicado hacerlo desde la Alta Sensibilidad. Porque para conectar con otra persona necesitas crear un espacio común. Y nosotros, las PAS, solemos estar siempre llenos debido a nuestra sobrecarga sensorial. Nos encontramos saturados y, sin espacio libre, perdemos la capacidad de estar ahí y de ayudar a los demás.
Pero es importante recordarlo, así como mantener una buena rutina y prácticas que nos permitan liberar la tensión y mantenernos centrados. Lo mejor para mí es la meditación, el ejercicio físico y una alimentación sana y consciente.
Es algo espiritual y va mucho más allá de lo que nos cuenta la psicología. A mí me ha cambiado la vida este enfoque y por eso quiero compartirlo contigo. Porque en realidad es algo que forma parte de la vida cotidiana de todas las personas. Pero no siempre somos conscientes.
Un día una alumna me contaba que estando embarazada tuvo que ir al médico y al salir de casa su hijo de dos años le dijo: “Tranquila mamá, vamos a estar bien.” Ella no le dio importancia en ese momento. Pero en la consulta vieron que había complicaciones en el embarazo y tuvieron que provocarle el parto. Así que se quedó ingresada y lo que en un primer momento parecía una despedida del todo inocente, cobró otro sentido.
De esta profunda conexión en los niños también nos habla Cyndi Dale: “Cuando sólo tenía cinco años mi hijo pequeño se metió en la cama conmigo ya tarde en la noche.
Hey, Gabe, le susurré, haciéndole hueco, sabiendo que sería un sueño tumultuoso lleno de patadas y murmullos infantiles. ¿No puedes dormir?
No, mamá, me dijo. Estás triste. Pensé que podría ayudar.”
Somos capaces de conectar a este otro nivel. Hemos sido creados para ello. El problema es que no nos han educado ni preparado para aceptarlo, ¡y mucho menos potenciarlo!
Falta de empatía
La realidad es que hoy en día en el mundo hay demasiada ausencia de empatía. Tanto es así, que Douglas LaBier, desde la psicología, ha creado el término “Empathy Deficit Disorder” o EDD (desorden de déficit de empatía).
Cuando pensamos en personas sin empatía, nos imaginamos a personas egocéntricas, egoístas o incluso autistas. Desgraciadamente esta enfermedad se ha asociado directamente a la falta de empatía. Pero lo que en realidad supone es la falta de vínculo con el plano físico por el rechazo a enfrentarse a la realidad. La persona autista siente un dolor tan grande que se repliega sobre sí misma. No es que sea incapaz de sentir a los demás, es que necesita confianza y comunicación a otro nivel para poder volver a abrirse.
Cualquiera de nosotros puede pecar de no ser empático en algunos casos. No es que seamos personas sin sentimientos. Simplemente podemos caer en determinados juegos a la hora de relacionarnos.
Empatía, simpatía y apatía
“La simpatía es atraer la atención de otros para alinearlos con tus pensamientos, la apatía es pedir a los demás que pretendan ser tan miserables que pueden ayudarte. Se llama la actitud miserable del mendigo y en la tecnología y la psicología lo llamamos el juego de la apatía – simpatía, pero no lo es, de hecho es una actitud miserable de mendigo.” Yogi Bhajan. 11 julio 1995, Española
Como hemos dicho antes, la empatía se basa en la compasión. Pero no podemos confundir ésta con compadecerse, con sentir lástima o con caer en la autocompasión. Son los sinónimos a los que estamos acostumbrados, pero vamos a ver qué peligros tienen estas actitudes.
Cyndi Dale, en su libro El poder espiritual de la empatía, nos muestra qué no es la empatía de la siguiente manera:
Simpatía
Lo más común es que la empatía se camufle en simpatía. El concepto de simpatía se refiere a la sobreidentificación con otra persona, hasta el punto de olvidarte de ti mismo. En una relación empática ambas personas mantienen sus identidades propias a la vez que crean un espacio común de relación.
Eso no ocurre en la simpatía. Aquí te conviertes en la otra persona, haces tuyos sus pensamientos y sensaciones. Y el problema es que te identificas realmente con ellos, y empiezas a actuar desde ese estado (sin darte cuenta de que no te pertenece).
Personalización
En este caso no llegamos a percibir los sentimientos de la otra persona, aunque nosotros pensamos que sí. Es cuando alguien te cuenta por ejemplo que acaba de salir del hospital y tú respondes: “pues yo estuve hace dos meses”.
Crees que estás conectando con la otra persona, pero lo único que estás haciendo es recoger un tema y volcar tus experiencias sobre él. Sólo estás en contacto con tus emociones y tus vivencias, para nada con la otra persona. Es algo peligroso porque el foco únicamente está en ti y no existe el espacio común de relación.
Imaginación
A veces no podemos sentir el dolor de otra persona de forma real. Esto nos lleva a imaginarlo y actuar desde ahí. Sabemos que en ciertas ocasiones puede funcionar un abrazo, o alguna frase, pero no lo hacemos de forma honesta desde el corazón. Esto no es de utilidad para la persona que se encuentra mal y no es ser empático.
Pena
Todo lo que decimos tiene un coste energético. Solemos pensar que compadecernos de otra persona nos hace ser bondadosos, pero no es así. Sentir lástima sólo crea una pérdida de energía y de poder personal en el individuo. Te coloca a ti por encima y deja a la otra persona incapacitada. Como si no pudiese cambiar o mejorar, y lo que es peor, como si el Universo no fuera capaz de hacer nada por ella.
Además esta situación puede hacer que termines quedándote con su energía. Hay gente que mantiene una actitud de víctima para aprovecharse de todos aquellos que se compadecen de él.
Contagio emocional
A nivel grupal se comparten muchas emociones. Piensa en alguna manifestación o encuentro religioso, cuando una persona comienza a reírse y terminan todos haciéndolo. Esto por poner un ejemplo positivo, pero piensa las veces que se ha contagiado también la rabia o el odio.El estar dentro de un grupo nos expone a la transmisión emocional, pero no debemos confundirla con la empatía.
Hiperoptimismo
Muchas veces creemos que cuando alguien nos cuenta un problema debemos darle una solución. O por lo menos tenemos que aliviar la carga y ofrecer una perspectiva más amable y positiva. Pero la empatía no es eso. Sólo se trata de relacionarse de forma honesta.
Hay varias razones que llevan al hiperoptimismo. La primera es el exceso de sensibilidad. Así la persona crea ese comportamiento como barrera para estar protegido, pero esto supone no conectar en absoluto.
La segunda es cuando la persona no es capaz de relacionarse con el dolor o la dificultad en su propia vida. Es el tipo de persona que sólo quiere “buenas vibras” y niega la existencia del lado oscuro (que todos tenemos). Esta persona aprovecha lo bien visto que está el ser feliz y transmitir buen rollo para imponérselo a todo el mundo. Piensa que todo se soluciona así, estando feliz y haciendo reír a la gente. Pero en realidad no se ha parado a reconocer qué es lo que hace falta solucionar, no ha partido de ninguna conexión.
Puedes verlo claramente explicado en este vídeo:
Empatía y comunicación
La comunicación empática es lo que Yogi Bhajan nos enseñó como Comunicación Armoniosa.
“¡La comunicación armoniosa no es lo que tú quieres! La comunicación armoniosa es lo que es. No tiene nada que ver con lo que tú sientes, lo que tú sabes y lo que tú quieres. En la comunicación armoniosa tienes que entender a la otra persona.” Yogi Bhajan, Harmonious Communication
Comprender la importancia de la empatía en la comunicación puede mejorar enormemente nuestras relaciones. Puede ayudarte a crear vínculos duraderos en la pareja, confianza en tus clientes, mejores amistades, etc.
¿Cómo comunicarme de forma empática?
Si quieres mejorar tu actitud comunicativa y ser capaz de dar una respuesta empática a cualquier situación o persona, puedes seguir estos consejos.
Reglas universales para una comunicación consciente:
- Te estás comunicando para un mejor mañana, no para arruinar el presente.
- Lo que quiera que vayas a decir va a vivir para siempre, y debes vivir a través de ello.
- Una palabra equivocada puede hacer mucho más mal del que jamás hayas podido imaginar o estimar.
- No conviertas en una guerra una palabra dicha casualmente durante una comunicación.
- Cuando te comuniques, mantén en mente que tendrás que comunicarte de nuevo. No hagas el camino doloroso.
Yogi Bhajan, Harmonious Communication
¿Cómo saber si soy empático?
Si llegado a este punto te estás preguntando si eres o no una persona empática, existe un método sencillo para saber la respuesta.
Se trata del test de Baron Cohen. Esta prueba consta de una serie de preguntas o afirmaciones sobre las que dirás si estás de acuerdo o no. Al final cada respuesta será valorada numéricamente, y la suma que obtengas te dirá si tu capacidad empática es baja, media, superior a la media o alta.
Más allá de la empatía
La psicología reconoce la empatía, pero la limita a unos pocos aspectos de la vida, como son las relaciones humanas. El intercambio de energía es constante en el universo. Continuamente nos estamos relacionando con personas, pero también animales, plantas, pasado, futuro, fenómenos astrológicos y atmosféricos, etc.
- ¿Has sabido alguna vez cómo se siente otra persona incluso estando a kilómetros de distancia de ella?
- ¿Has podido intuir que algo malo le estaba pasando a alguien cercano y se ha confirmado tu sospecha?
- ¿Te ha pasado que al llamar a algún familiar o amigo te ha dicho que iba a llamarte porque necesitaba hablar contigo justo en ese momento?
- ¿Eres capaz de reconocer que una persona está pasando por dificultades, o que no se encuentra bien, incluso si está sonriendo y no muestra ningún síntoma aparente de ello?
- ¿Has pasado alguna mala noche temiendo que al día siguiente ocurriera una desgracia, y efectivamente ha sido así?
- ¿Has podido intuir la pérdida de algún ser querido?
- ¿Sientes de repente dolores en tu cuerpo que se corresponden con los de otra persona?
- ¿Te ha pasado comenzar bien el día, pero quedarte totalmente deprimido y agotado después de una conversación con alguien? ¿O después de montar en el metro?
- ¿Puedes sentir la historia de un lugar la primera vez que entras en él? Aunque no conozcas los detalles, ¿sientes mareos, malestar o confusión al entrar en determinados lugares?
- ¿Cambia tu estado de ánimo justo antes de una tormenta o un cambio en la presión atmosférica?
- ¿Atraes a personas que sólo te cuentan sus problemas y se van diciendo que están mucho mejor, mientras que tú te quedas agotado?
- ¿Vas por el mundo deseando ayudar y sanar a los demás por encima de cualquier otra cosa? Incluso dejando de lado tus propias necesidades…
- ¿Eres capaz de sentir las necesidades de las plantas o animales?
- ¿Detectas en cuanto alguien miente, como si tuvieras una máquina de la verdad dentro de ti?
Si has respondido de forma afirmativa a alguna de las preguntas es porque tus capacidades empáticas son elevadas.
Tipos de empatía
Vamos a ver ahora los diferentes tipos de empatía.
Empatía física
Con este tipo, la persona siente físicamente en su propio cuerpo las dolencias o sensaciones de otras personas. Puede ser alguien con quien se esté hablando en ese momento, como por ejemplo un paciente en tu consulta. Pero también puede tratarse de una persona distante, incluso a miles de kilómetros de distancia.
¿Te ha ocurrido alguna vez sentir un dolor en tu cuerpo y al poco tiempo hablar con un familiar que justo te cuenta que tiene un problema en esa zona? ¿O estar hablando con alguien sobre un dolor que padece y al despedirte de él sentir tú ese mismo dolor mientras la otra persona se encuentra mejor? ¿Ha aparecido en tu cuerpo una espinilla o irritación exactamente donde la tiene tu pareja o alguien de tu familia?
Este tipo de personas pueden sentir incluso las enfermedades de los antiguos propietarios de sus joyas, ropa o viviendas.
Es importante tener presente aquí que la información y las sensaciones de una enfermedad no son la enfermedad misma. Es decir, no por reconocer que otra persona tiene una dolencia necesariamente la vas a padecer tú. Son cosas muy distintas y por ello es fundamental mantenerse en todo momento centrado y consciente de nuestro estado físico para no confundirnos y hacer nuestras estas percepciones.
Empatía emocional
Permite sentir las emociones de otra persona como propias. Para relacionarnos de forma positiva con lo demás es bueno que seamos capaces de ponernos en su lugar y sentir lo que ellos sienten.
Pero este tipo puede llegar a desbordarnos muy fácilmente.
El problema es que si llega una persona que está muy enfadada tú inmediatamente te sientes enfadado. Y te lo digo por experiencia. Es casi imposible entender la situación con perspectiva y no caer en la trampa.
Lo fundamental aquí es establecer unos fuertes límites personales que nos permitan relacionarnos de forma segura. No digo que debamos cerrarnos a los demás, en absoluto, sino crear una conciencia de quiénes somos, y dónde terminamos nosotros y empiezan los demás.
Empatía mental o psíquica
¿Te ha ocurrido alguna vez que al preguntar a una persona cómo sabe algo te responde, no sé, simplemente lo sé? Esa es la empatía mental.
Nos llena de datos y nos aporta gran cantidad de información exterior. Es como si estuviéramos conectados a una gran enciclopedia universal. Sólo hay que pensar en un tema para tener todas las respuestas sobre él.
Este tipo de empatía es también la que nos permite acceder a los pensamientos de otras personas. Desde ella podemos entender las perspectivas de los demás y ponernos más fácilmente en su lugar
Empatía natural
Nos hace sensibles a todos los fenómenos del mundo natural: los movimientos de los planetas, los cambios en la presión atmosférica, las necesidades de las plantas, los sentimientos de los animales, etc.
Toda la vida en el universo es energía, y ésta es vibración. Al igual que intercambiamos energía entre las personas, lo hacemos continuamente con los demás seres y formas de existencia.
No es extraño por tanto que ciertas personas hayan desarrollado esta sensibilidad y puedan percibir, por ejemplo, el dolor de las plantas que están a la venta en los centros comerciales privadas de luz natural.
Empatía espiritual
Este tipo nos conecta directamente con la voluntad divina, llegando a ser capaces de percibir el propósito de cada ser humano, y de cómo de cerca o de lejos está de él.
Es cuando sabemos si una persona es íntegra o no, si está mintiendo o no, si pretende dar una imagen de sí misma que no es real, sin necesidad de saber nada de ella. Es como si de su campo magnético saliera un mensaje cifrado y nosotros pudiéramos descifrarlo.
No responde a ningún criterio, y cada persona lo percibe de forma distinta, pero cuando lo sabes lo sabes.
¿Te ha ocurrido alguna vez conocer exactamente las motivaciones de una persona en una relación, puesto de trabajo,…? A mí continuamente, y no es nada fácil de gestionar, créeme. Porque yo veo la inseguridad de la gente, el miedo, la ambición o el desinterés, entre otros. Y los veo tan reales como cualquier otra persona ve los colores o las formas. Me ha llevado muchos años darme cuenta de que el resto de la gente no lo ve, es como si habláramos idiomas distintos y yo siempre soy la mala porque digo cosas que no gustan. Para mí son cosas muy evidentes, pero para los demás son temas difíciles de aceptar.
También veo claramente cuando una persona está alejada de su camino. Todos tenemos un propósito que nuestro alma debe cumplir en esta vida. Si avanzamos hacia él podemos decir que estamos alineados. Es cuando podemos gozar de salud, vitalidad y prosperidad.
La mayoría de nosotros avanzamos por caminos que nada tienen que ver con el ideal, de ahí la enfermedad, la tristeza, la escasez, etc. Una persona empática espiritual puede ver esta separación. A lo mejor no conoce el camino de una persona, pero sabe que no está en él. Y esa separación es incómoda de percibir, por lo menos para mí, es como una interferencia, que sólo genera suciedad, ruido y tensión. Yo me siento muy nerviosa cuando estoy con alguien así. ¿Te ha ocurrido a ti?
Debes sentir como una empatía espiritual y en ella tu inspiración viene de los éteres y tu efectividad está en la tierra y te seguirá y de eso se trata. 2/9/78 Los Ángeles Man to Man
Empatía chamánica
Este nombre es empleado por Cyndi Dale para el tipo de personas que poseen todos los tipos de empatía, pudiendo conectar con la energía a todos los niveles. Incluido el tiempo pasado y futuro y todos los reinos y seres de otras dimensiones.
Otros recursos: Bibliografía
A lo largo de todo el artículo os he estado hablando del libro “El poder espiritual de la empatía”. Si quieres profundizar más en estos temas, puedes comprarlo aquí:
Este diccionario de emociones puede ayudarte enormemente a reconocer estos sentimientos en ti y en las demás personas:
- Aunque puede ser un libro para que los niños lo lean solos y les sirva para poner nombres a sus emociones y a sus sentimientos, resulta un buen libro para compartir con los adultos, provocar el diálogo, matizar algunas afirmaciones
- En fin, cumple con la finalidad de un buen libro informativo: deleitar enseñando
- Las ilustraciones de muy variados artistas y registros contribuyen a ello
Un recurso muy bueno para trabajar la empatía en la familia es este otro libro, de los mismos autores que el anterior. Es el más indicado para ayudar a los niños a familiarizarse con este tema.
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¡Sat nam!