Seguro que no es la primera vez que oyes hablar de Yoga, pero, ¿sabes realmente qué es el Yoga?
Si quieres comenzar a conocer o practicar esta maravillosa técnica.
Si ya eres practicante y deseas profundizar aún más tu conocimiento.
Si eres profesor y quieres afianzar tus métodos y obtener recursos.
¡Sigue leyendo!
Para todo ello he creado esta página con la intención de hacerte más fácil y accesible todo lo relacionado con el mundo del Yoga.

Porque todos al empezar nos hemos sentido perdidos debido a la gran cantidad de información, normalmente desordenada y a veces incluso contradictoria. Por no hablar del enorme número de palabras en sánscrito que hacen a muchos textos demasiado intelectuales e ilegibles para quien empieza a dar los primeros pasos.
Yo quiero ofrecerte todos mis años de experiencia como profesora de Hatha y Kundalini Yoga para darte las claves de lo que es realmente importante. Hablarte de tú a tú de forma que puedas comprender todo fácilmente.
¿Te quedas conmigo?
Yoga significa unión
Para empezar vamos a hablar del significado de la palabra Yoga. Aquí todo el mundo está de acuerdo y todas las escuelas coinciden en que proviene de la raíz sánscrita “yug”, que significa yugo, en el sentido de unión. Recuerda que un yugo es la pieza que se coloca sobre el cuello de las mulas para mantenerlas juntas.
Entonces Yoga se traduce como unión, pero, ¿qué une el Yoga?
Una primera respuesta, la más obvia, es que el Yoga une nuestro cuerpo, mente y espíritu. Y sí, has oído bien, no es una actividad cuerpo-mente como nos la venden a día de hoy en los gimnasios. Tiene que ver con la espiritualidad, reconociendo que ésta es una parte de nosotros tan importante y necesaria como todas las demás.
Pero yendo un poco más allá podemos decir que el Yoga une nuestra conciencia individual con la conciencia colectiva o universal.
A mí personalmente me parece clave esta definición, ya que supone un salto enorme. Está claro que debemos comenzar por sentirnos bien con nosotros mismos y en equilibrio, pero ese no puede ser el único fin. He visto a demasiados yogis obsesionados consigo mismos y con su práctica.
El objetivo no es ser yogi, ni siquiera hacer Yoga, el objetivo es reconocer todo nuestro potencial como seres humanos, la vida que fluye a través de nosotros, y honrarlo a cada instante.
La práctica del Yoga nos entrena y prepara para ello, mantiene fuertes nuestros cuerpos y limpia la basura de nuestras mentes. Nos hace sentir muy bien, eso es innegable. Pero lo más importante es que nos va abriendo poco a poco los ojos para ser conscientes de nosotros mismos. De esta forma podemos saber cómo formamos parte del mundo, si lo estamos influenciando de forma positiva o negativa. Y podemos vivir desde una conciencia que no sólo nos tiene en cuenta a nosotros, sino a toda la vida y humanidad.

¿Qué es el Yoga?
Como acabamos de ver, el Yoga es la unión de nuestra conciencia como seres individuales, con una conciencia superior.
El Yoga es…
- Un estado de realización en el cual disfrutamos del equilibrio perfecto entre todas nuestras partes. Es gracias a esa armonía que podemos sentirnos sanos, felices y completos.
- Un estilo de vida que requiere disciplina y compromiso. Nos hemos acostumbrado a que sea una clase más, como tantas otras que se ofrecen una o dos veces por semana. Y está bien, todos hemos empezado así. Pero si quieres experimentar realmente la transformación y todos los beneficios que te ofrece el Yoga debes saber que requiere cambios en tu forma de vida, y un compromiso constante contigo mismo y tus acciones.
- Una práctica espiritual, esto significa por un lado que hay que practicar. Sí, es obvio, pero el Yoga se practica, no vale con leer, estudiar, saber o hablar de Yoga. Hay que hacerlo, y lo hacemos a través de ejercicios físicos, a veces realmente intensos. Pero el objetivo no es físico. Gracias al conocimiento que los antiguos yogis alcanzaron del cuerpo humano, podemos trabajar a nivel energético y así armonizar nuestra parte sutil y experimentar la conexión con el Todo.
- Responsabilidad. El Yoga nos hace dueños de nosotros mismos. Gracias a la práctica nos damos cuenta de cómo nuestras acciones y pensamientos afectan a nuestro cuerpo. También de que podemos hacer los ajustes o tomar las decisiones necesarias para cambiar. De esta forma dejamos de culpar a los demás de todo lo que nos pasa y empezamos a hacernos cargo de nuestra vida.
El Yoga no es…
- Un deporte. Mientras lo realizamos trabajamos desde la concentración y la conciencia de la respiración. Estamos en todo momento presentes dentro de nosotros mismos, reconociendo nuestras sensaciones y procesos. El valor no es lo mucho que hayas estirado o activado un músculo, sino el haberte dado cuenta de cómo lo hacías, los bloqueos o resistencias que surgían, cómo ese mismo estiramiento no se siente igual cada día, etc.
- Una religión. No necesitas formar parte de ningún credo para poder hacer Yoga y beneficiarte al máximo de sus técnicas y enseñanzas. No necesitas ni siquiera creer en Dios. El Yoga parte de la idea de que todos somos seres espirituales, porque tenemos una parte energética y sutil. Es la energía que sostiene toda la vida y, por tanto, nos une y hace formar parte de un Todo mayor que nosotros mismos. Pero puedes llamarlo como quieras, Dios, Conciencia Superior, Universo, Amor,…
- Un negocio. Mejor dicho, no debería serlo, ya que es triste ver como a día de hoy se ha modificado y edulcorado sólo para ganar más dinero. Las enseñanzas yóguicas tienen miles de años de antigüedad y buscan desarrollar en el ser humano fortalezas, virtudes y conocimiento. El objetivo real es el desarrollo de la conciencia. En muchas de las prácticas actuales todo esto ha desaparecido en favor de prácticas más llamativas o agradables.
- Una competición. La falta de compromiso y profundidad en la enseñanza ha hecho que demasiada gente presuma de su práctica y sus logros como si fueran trofeos. El mayor éxito en la práctica del yoga siempre es personal e invisible a los ojos de los demás. No eres mejor por hacer una postura muy difícil, o por haber meditado durante tres años seguidos, si eso no ha supuesto para ti un cambio a nivel personal.

¿Quién puede practicarlo?
Todo el mundo puede practicar Yoga, ya que no tiene ninguna limitación de género, edad o condición física. No necesitas ser religioso, ni tampoco estar en forma para ello.
Mucha gente piensa que debe ser flexible para poder hacer yoga, pero esto no es cierto en absoluto. Lo realmente importante es la voluntad, ya que como hemos dicho previamente, el principal objetivo no es físico.
Cualquier persona puede beneficiarse de la práctica, siempre que lo haga desde una actitud sincera y entregada. Esto implica, entre otras cosas, trabajar la concentración, mantenerse consciente de la respiración y conocer y respetar los límites del cuerpo. Todo ello es más importante que hacer una postura muy grande o bonita.
Hablaremos más adelante de la importancia de las posturas, que en yoga se llaman asanas, y veremos cómo cada una de ellas tiene diferentes opciones. Te mostraré variantes más sencillas y los accesorios que las facilitan, para que puedas tener siempre el máximo beneficio.
Incluso en casos de lesión o enfermedad tienes opciones para adaptar tu práctica y poder seguir disfrutándola.
Ten en cuenta que la imagen que vemos de cada asana es el resultado final, pero su práctica es un proceso con numerosas etapas. Muchas veces el trabajo está en aceptarlo. No pienses que por no hacerlo completo lo has hecho mal o no lo has hecho. El objetivo es utilizar el asana para conocerte y evolucionar.

En cualquier clase el profesor debería animarte a ello y darte las opciones necesarias para que no te hagas daño. Cada uno tiene su propio ritmo y proceso, por lo que en general, en la misma clase hay alumnos muy diferentes.
Lo normal es que no haya un nivel establecido, aunque hay centros que ofrecen grupos diferenciados para principiantes o avanzados. Del mismo modo puedes encontrar clases específicas para embarazadas, tercera edad, u otras poblaciones especiales.
¿Origen del Yoga?
A lo mejor piensas que el Yoga es algo que se ha puesto actualmente de moda, pero lo cierto es que tiene miles de años de antigüedad.
Se originó en India, a través de diferentes épocas, hasta materializarse en lo que conocemos a día de hoy. Comenzó como algo más teórico, de hecho el único asana mencionado durante años era la postura de meditación.
Su historia es compleja, siempre vinculada a los textos sagrados, los cuales están escritos en sánscrito. Ha habido muchas interpretaciones y tradiciones distintas, hasta que Patanjali, en el s.III a.C. escribió los Yoga Sutras y estableció las bases de lo que a día de hoy entendemos comúnmente como Yoga.

Así, mediante aforismos, Patanjali nos da las claves para superar el dolor y las distracciones de la mente. Y lo hace mediante un sistema de ocho pasos, conocido como ashtanga.
En primer lugar están los deberes y restricciones éticos, llamados yamas y niyamas.
Después la práctica de posturas, respiración y concentración, asana, pranayama y pratyahara.
Y por último todos los estados de meditación, hasta alcanzar la iluminación, dharana, dhyana y samadhi.
Filosofía de Yoga
Desde el principio de los tiempos el hombre ha buscado respuesta a preguntas muy profundas, y ha querido comprender el sentido de la vida y de sí mismo.
El Yoga ha aportado su visión, siempre desde el punto de vista de que el hombre forma parte de un universo mayor.
Pero de nuevo aquí nos encontramos con diferentes enfoques y versiones, pudiendo ser realmente desalentador para un principiante.
En términos muy generales, se parte de la idea de que el universo (y el hombre) están formados de una parte de materia y otra de espíritu. Ambas han estado separadas y han sido vistas incluso como enemigas en la filosofía Clásica y en el Vedanta.
Desde ellas se busca alcanzar la iluminación para trascender todas las limitaciones que nos produce el cuerpo y la vida terrenal, ya que éstos se ven como un obstáculo y una falsa ilusión, respectivamente.
La filosofía tántrica, en cambio, entiende la existencia dual del ser humano, es decir, esos dos planos material y espiritual. Pero entiende que coexisten y se relacionan, están entretejidos.
Todo esto se traduce en la práctica en que para las dos primeras filosofías el yogi busca aislarse y evitar la vida mundana para poder trascender. Y, en cambio, para el tantrismo cualquier persona puede experimentar su parte espiritual desde su vida cotidiana, ya que ambas no pueden separarse, lo divino lo impregna todo.

Yoga en Occidente
Durante miles de años la práctica y conocimientos del Yoga estuvieron limitados al territorio indio, pero su colonización por parte del Reino Unido a mediados del siglo XIX, hizo que muchas otras personas pudieran conocerlo.
Al descubrir sus innumerables beneficios muchos de ellos continuaron practicando al regresar a sus hogares. Y de esta forma cada vez más personas se interesaron por ello. Así se comenzó a enseñar el Yoga, principalmente en Estados Unidos, pero también en Europa.
Desde entonces ha habido varios personajes claves en el desarrollo del Yoga en Occidente, algunos de los más importantes son los siguientes:
(Pincha sobre cada nombre para ampliar información)
Estilo de vida yóguico
Como hemos dicho previamente, las enseñanzas yóguicas van mucho más allá de los ejercicios que haces sobre tu esterilla. Se trata de crear unos hábitos positivos que impacten tu vida a todos los niveles, permitiéndote encontrar el equilibrio, la salud y la felicidad.
Esto engloba diferentes aspectos, entre ellos:
- La práctica o disciplina diaria, conocido como sadhana.
- La alimentación consciente, incluyendo una dieta vegetariana.
- Rutinas y consejos para levantarse e irse a dormir.

Beneficios del yoga
Los beneficios del Yoga son innumerables, afectando de forma eficiente y real todos los planos de nuestra existencia.
A nivel físico mejora la circulación sanguínea, fortalece los pulmones, reduce la presión arterial, aporta fuerza y flexibilidad, lubrica las articulaciones, relaja el sistema nervioso,…
En el plano mental mejoran la concentración y el enfoque, disminuye el número de pensamientos, aumenta la claridad mental, nos ayuda a comprender, a discernir y a tomar mejores decisiones.
También nos ayuda a equilibrar y armonizar nuestras emociones, a liberar sentimientos bloqueados o no expresados y a ser más asertivos. Fortalece la personalidad, aporta autoestima, coraje y capacidad de decisión.
En el aspecto espiritual nos aporta paz interior, calma y tranquilidad. Nos permite estar centrados y sentirnos plenos. Además nos conecta con nuestra intuición y nos permite desarrollar nuestra creatividad.
Tipos de yoga
Si estás buscando clases de Yoga, a día de hoy te puedes encontrar con un número infinito de nombres: Ashtanga, Vinyasa, Kundalini, Hatha, Iyengar, Acroyoga, Power Yoga, Bikram Yoga, etc.
Es realmente confuso, y todos al principio nos preguntamos, ¿cuál es la diferencia? ¿Con cuál debo empezar?
Pues bien, aunque parezca que hay muchísimos tipos de Yoga, en realidad no son tantos. La mayoría de las clases que se enseñan actualmente provienen del Hatha Yoga, siendo variantes suyas. Esto supone que son prácticas físicas en las que el objetivo es el desarrollo del Ser a través del dominio y perfección del cuerpo.
Esto conlleva el problema que vemos hoy en día, rindiendo culto al cuerpo sin tener en cuenta para nada las enseñanzas y la filosofía que apoyan la verdadera práctica. Así proliferan cada vez más escuelas y programas.

Práctica del yoga
Ya hemos aclarado que todo el mundo puede practicar Yoga, no necesitas gran cosa para ello, pero sí que hay ciertos aspectos fundamentales que debes tener en cuenta:
- La esterilla debe ser antideslizante, es decir, que no resbale. Debe darte un apoyo totalmente seguro en todas las posturas, especialmente en las que se realizan de pie. Es normal que al principio los pies se resbalen sobre las colchonetas nuevas, con el tiempo deja de ocurrir. Lo importante es que la colchoneta no se escurra sobre el suelo.
- El Yoga se hace descalzo, sin calcetines. Hay una enorme resistencia con esto, y las razones son muy variadas: hace frío, mis pies son muy feos, me he comprado unos calcetines antideslizantes,… En realidad ninguna de ellas es válida, ya que pierdes la estabilidad y conciencia del apoyo, y bloqueas el flujo e intercambio de energía a través de los chakras de los pies y la tierra.
- Siempre puedes ayudarte de accesorios si lo necesitas. Cada vez hay más oferta en el mercado, aunque no necesitas nada profesional. Por ejemplo, como correa te sirve cualquier cinturón, sólo ten en cuenta que no sea elástico.
- Toda práctica de Yoga comienza y termina cantando mantras, como el famoso Om, y hay que hacerlo en voz alta. Muchos profesores eliminan esta parte porque les da vergüenza cantar, o creen que sus alumnos van a pensar que está medio loco. Esto no debería ser así porque se pierde toda la esencia e intención.
Si vas a practicar en un centro un profesor te guiará y resolverá tus dudas en todo momento. Pero si lo que buscas es practicar en casa de forma independiente, te recomiendo leer la entrada de mi blog: Yoga en casa ¿Cómo empezar a practicarlo?

La enseñanza del Yoga
De cara a la enseñanza del Yoga lo más importante es la práctica y compromiso personal del profesor. Es decir, para enseñar Yoga hay que hacer Yoga. No sirve con tener un título.
Es el problema de demasiados profesores, que se piensan que por haber superado un examen y tener la titulación ya saben. Si realmente practicas Yoga te darás cuenta de que nunca puedes creer que sabes, lo primero porque siempre descubres y aprendes cosas nuevas, a cada instante, y lo segundo, porque ves cómo cambian todas las cosas, no hay nada que sea fijo ni pueda darse por sabido.
La enseñanza del Yoga es un tipo de servicio, en el que tu responsabilidad es ser un canal, entre el alumno y la divinidad. Esto es algo que muy pocas escuelas te enseñan.
Pero no te agobies, si sientes la llamada, hazlo sin miedo. Sigue tu intuición y comienza, eso es lo más importante. Permítete avanzar en tu propio camino, pide ayuda al Universo, y ¡déjate sorprender!

Asanas
Los asanas, las posturas, son una parte fundamental de la práctica. A través de ellas ejercitamos nuestro cuerpo, estimulamos el flujo de energía y desarrollamos nuestra conciencia. Cada una de ellas tiene un efecto específico en nuestro sistema.
Me gustaría ser capaz de poder transmitirte con palabras la profundidad e importancia del asana, pero es algo que requiere ser experimentado.
Cada asana es un proceso en el que creces y te conoces a ti mismo. No es algo que “te sale” o “no te sale”, como creen la mayoría de las personas. Todas te ofrecen un largo recorrido y multitud de sensaciones, no debes valorarlas únicamente por el resultado final.
Meditación
Los asanas preparan tu cuerpo para que puedas meditar, recuerda que con la meditación concluyen los ocho pasos de Patanjali para alcanzar la iluminación.
Debería por tanto ser una parte inseparable de la práctica, pero por desgracia no siempre es así.
Solemos tener la idea de que meditar consiste en sentarse y dejar la mente perfectamente en blanco, nada más lejos de la realidad. La meditación es un proceso de limpieza en el que debes permitir y aceptar que haya pensamientos, especialmente al principio. Lo importante es observarlos de forma neutral y contemplar su flujo y calidad, sin involucrarte con ellos.
Poco a poco serás capaz de reducir el ruido de tu mente y te será más fácil mantenerte concentrado.

Pranayama
El Prana es la fuerza vital, la base de toda nuestra salud, vitalidad y conciencia. Es la energía sutil que reconocen todas las tradiciones, te sonará seguramente el Qi de la Medicina Tradicional China o Feng Shui.
La palabra pranayama se refiere a todas las prácticas que trabajan directamente con el Prana. La más importante es la respiración. Existe una relación directa entre la calidad de tu respiración y la calidad de toda tu vida.
El Yoga cuenta con numerosas técnicas y ejercicios de respiración, gracias a ellos puedes relajar la tensión, ganar vitalidad, equilibrar emociones o eliminar toxinas.
Anatomía energética
El Prana discurre a través de todo el cuerpo por una serie de canales llamados nadis. Son sutiles, por lo que no podemos percibirlos con los sentidos. La tradición yóguica nos enseña que hay 72.000 en total, pero de todos ellos tres son los más importantes.
No necesitas tener conocimientos de ello para beneficiarte de la práctica, aunque te puede ayudar a entender mejor la importancia de todo lo que estás haciendo.

Estos tres canales principales discurren junto a la columna vertebral y conectan todos los chakras entre sí. Los chakras son centros energéticos que tienen la capacidad de enlazar nuestras existencias física y espiritual. Gestionan la energía a todos los niveles, y así afectan la parte física de nuestras vidas, pero también psicológica o espiritual. De ellos dependen, entre otros, nuestra salud, comportamientos o miedos.
Al final lo importante es que la energía se mantenga fluyendo a través de todo el sistema, ya que si existe algún bloqueo puede aparecer la enfermedad o malestar.
Por ello todas las posturas y prácticas del Yoga van dirigidas a mantener este flujo de energía en óptimo estado. Dependiendo del estilo de Yoga, esto puede ser más o menos evidente, pero pese a que no puedas intuirlo o reconocerlo, es el objetivo principal y es por lo que el Yoga es tan efectivo.
