La retención de la respiración es una técnica tan beneficiosa e importante en la práctica del yoga y la meditación, que vamos a detenernos un poco más en ella.
En este episodio en concreto, nos concentramos en la retención tras la inhalación, o Antara Kumbhaka. Así que te cuento todo lo que necesitas saber para beneficiarte de ella y hacerla de forma totalmente segura. Es una de esas técnicas que puede suponer un gran salto en tu práctica, dándole mucha más profundidad e intención. ¡Te recomiendo que no te la pierdas!
Además podrás ponerla en práctica con una meditación para equilibrar la energía mental.
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Contenido
- Nombre original: Antara Kumbhaka
- Descripción
- Precauciones
- Ejecución paso a paso
Transcripción
En el episodio anterior hablábamos de la suspensión de la respiración y de la importancia de esos momentos de pausa y quietud. De las dos formas en las que vimos que podía hacerse, hoy vamos a centrarnos de forma especial en la retención de la inhalación, para aprender a hacerla correctamente.
Esta técnica es conocida también por su nombre original sánscrito Kumbhaka, que significa retención. En el caso que vamos a ver hoy, la retención de la inhalación se llama Antara Kumbhaka.
Verás que en las clases lo estamos haciendo continuamente, pero nunca lo llamamos así, en realidad simplemente decimos sostén el aire, inhala profundo y mantén, …cosas así. Pero lo digamos como lo digamos el trabajo y el efecto es el mismo, así que lo que estás haciendo cada vez que dejas los pulmones llenos unos segundos tras la inhalación es esta técnica de pranayama conocida como Antara Kumbhaka.
Hoy vamos a insistir en ella porque es importante que comprendas la importancia de la técnica, así que quizás nos repitamos un poco, pero ya sabes que a veces hasta que no recibimos la información varias veces no llegamos a integrarla.
Además puede que hayas llegado directamente a este episodio, así que vamos a ponernos en situación.
A medida que empiezas a trabajar de forma consciente con tu respiración puedes observar cómo entre cada inhalación y cada exhalación hay unos segundos de pausa, es decir, la entrada y la salida de aire no suelen producirse totalmente seguidas.
Este tiempo le sirve al cuerpo como para cambiar de marcha, para ajustarse, y es un momento de total relajación y apertura. En nuestros cuerpos, así como en toda nuestra vida, está presente la dualidad, en todos los aspectos y en todas las escalas.
Así inhalamos y después exhalamos, cada fase de la respiración tiene su propia energía, una nos nutre, y otra nos limpia, una recibe y la otra entrega. Pero podemos enfocarlo también como que estas dos fases son activas y necesitamos equilibrarlo con otra parte pasiva. Y esta correspondería a las pausas, hay actividad, y después hay relajación. Si lo piensas todo funciona así, como veíamos en el episodio anterior no podemos sólo hacer, hacer, hacer, sino que la actividad debe equilibrarse con el descanso.
Esto puede aplicarse a cualquier función del organismo, como por ejemplo la digestión, ya sabes que no podemos estar comiendo todo el tiempo sin parar, o bueno, podemos hacerlo porque muchas personas lo hacen, pero esto genera graves problemas de salud. El cuerpo necesita siempre un tiempo de recuperación y auto sanación. Porque es muy capaz de rehacerse a sí mismo, pero necesita esos tiempos de descanso.
Además, ya centrándonos en el tema que nos importa aquí, cuando hablamos de las pausas de la respiración, esos segundos que decíamos de total relajación y apertura ponen al cuerpo en un estado neutral, en perfecto equilibrio.
Por eso desde el Yoga se busca alargar este estado para potenciar todos los beneficios que nos ofrece y es que tiene un efecto muy positivo en el sistema nervioso, a la vez que ayuda a integrar las funciones del organismo y nos ayuda a estar más centrados y superar mejor las situaciones en las que estamos bajo presión.
Lo más importante es entender que simplemente estamos alargando una pausa que se produce de forma natural, no estamos forzando ni cambiando nada en nuestra respiración. Con la práctica podrás como siempre ganar sensibilidad y refinar la técnica, entendiendo mejor el trabajo de los diferentes músculos, y el efecto a nivel energético. Pero no te agobies, lo importante es empezar a introducirlo de forma consciente en tu práctica, para poco a poco perfeccionarlo.
Esto es fundamental, porque igual que mantenemos un montón de patrones inconscientes y malos hábitos que no nos hacen ningún bien a la hora de respirar, aquí podemos programar nuevos errores en el subconsciente cada vez que lo hacemos sin tener cuidado. Al final todo lo que repetimos se convierte en un hábito, por lo que es fundamental prestar atención a la forma en que respiramos, pero también, al modo en que sostenemos las pausas entre inhalación y exhalación, especialmente cuando estamos meditando o haciendo algún ejercicio de pranayama.
Del mismo modo, cuando lo hacemos correcta y conscientemente, estamos entrenando al subconsciente para crear un nuevo patrón positivo. No sé si lo has observado desde el principio del podcast, pero si has estado practicando sobre todo la respiración consciente y completa, seguramente habrás notado que empiezas a hacerla a diario sin tener que prestarle atención. Es como si tu cuerpo aprendiera o se entrenara durante las meditaciones, pero después fuera capaz de hacerlo por sí mismo, sin necesidad de que tú le des la orden. Esto es algo magnífico, porque te permite realmente integrar el beneficio y tenerlo las veinticuatro horas, y sin necesidad de hacer ningún esfuerzo. Es como si pasaras de ser un coche de marchas a un coche automático.
Así que quédate con que es muy importante hacerlo consciente, ya que no es una práctica difícil, simplemente hay que poner un poco de atención.
Por eso vamos a ir viendo cómo hacerla correctamente.
Como ya hemos dicho en muchas ocasiones, lo primero que debes tener en cuenta es que es simplemente una pausa, así que no debes contraer, forzar, ni generar ningún tipo de presión. El aire no se sostiene dentro empujándolo ni tensando el cuerpo, que al final es el recipiente que lo contiene. Todo lo contrario, el aire puede mantenerse dentro cuando hay espacio suficiente, por lo que debes relajar todos los músculos en el diafragma, costillas y abdomen, que son los responsables del movimiento de la respiración.
Puedes visualizarlo como si trataras de sostener una frágil mariposa entre tus dos manos. Pon la misma intención en retener el aire que pondrías en esa situación.
Vamos así a ir viendo el proceso para sostener el aire dentro con total cuidado y atención, y lo vas a ir haciendo a la vez para que puedas experimentar cada ajuste y recoger en tu propio cuerpo todas las sensaciones.
Comienza por sentarte con la espalda recta y tómate el tiempo de frenar, de concentrarte en ti y sentir así tu respiración.
Deja que se produzca de forma natural, simplemente observa y ve llevando la atención hacia tu interior.
Observa las cualidades de la respiración, recuerda, su flujo, movimiento, duración,…
Así, poco a poco centra tu atención en las pausas, siente de forma especial esos segundos que hay entre cada inhalación y exhalación.
Observa físicamente la sensación que producen en tu cuerpo, pero ve más allá y comprueba lo que ocurre también en tu mente y en un sentido más amplio de tu Ser, mientras estás en ese espacio de pausa.
Mantén un movimiento que te sea cómodo sin frenar tu respiración durante unos instantes, a la vez que observas.
Y ahora vas a empezar a sostener la inhalación, haciendo más larga esa pausa.
Para ello toma una inhalación profunda, y enfócate en la parte superior del tronco, fijando tu atención en las clavículas y la parte superior de la caja torácica, manteniéndola ligeramente elevada. Hay una pequeñísima tensión que la sostiene así en alto, pero es mínima y no afecta al volumen de los pulmones, no lo reduce, sino todo lo contrario, permite que tu caja torácica se mantenga bien abierta ofreciendo todo el espacio posible al aire que contiene.
En esta posición aguantas el tiempo que te sea cómodo, tratando de mantener lo máximo posible, pero sin forzar más allá de tu capacidad, especialmente ahora que estás empezando.
Y te aseguras en todo momento de mantener relajados los hombros, el cuello, la garganta y toda la cara. La barbilla se mantiene ligeramente atrás, pero de nuevo sin forzar ni crear tensión.
Mantente todo el tiempo relajado, hazlo tranquilo y observa desde esa tranquilidad.
Asegúrate primero de controlar que no haya tensión, y de mantener el espacio en tu caja torácica y a medida que lo vayas perfeccionando aprovecha la quietud para observar de forma profunda las sensaciones en toda tu energía.
Recuerda que si sientes la urgencia de exhalar, puedes en cambio coger un poco más de aire y eso te ayudará a continuar.
Relaja ahora ya tu respiración, permitiendo que vuelva a su flujo natural. Sólo era un pequeño ejercicio para entrar en contacto con esta maravillosa técnica. Ahora vas a poder profundizar más con la meditación que vamos a pasar a hacer.
Meditación para equilibrar la energía mental
- Para abrir el espacio: siéntate con la espalda recta, coloca las manos en el mudra de plegaria y canta 3 veces Ong Namo Guru Dev Namo
- Postura: sentado en postura Fácil, Sukhasana, colocas ambas manos en gyan mudra sobre las rodillas.
- Ojos: abiertos con la mirada enfocada al frente.
- Inhala durante 5 segundos, sostén dentro 10 segundos, exhala durante 5 segundos. Mantén ese patrón en tu respiración.
- Tiempo: 5 minutos.
- Para terminar: inhala profundo, sostén brevemente y exhalando relaja.
- Para cerrar el espacio: recita el Eterno Sol “que el Eterno Sol te ilumine, el amor te rodee y la luz pura interior, guíe tu camino” y canta 3 veces Sat Nam.