¿Me crees si te digo que todo tu cuerpo respira y no sólo tus pulmones? Cuesta creerlo, pero hoy vas a descubrir cómo las diferentes partes del cuerpo afectan a la respiración, tanto positiva como negativamente.
En este episodio descubrirás la importancia de mantener una postura correcta y cómo tu respiración puede beneficiarse de ella.
Además realizarás una meditación para experimentar tu interior y conectar con tu centro.
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Contenido:
- Importancia de la postura.
- Movimientos de la caja torácica vinculados a la pelvis, las piernas y los hombros.
- Relación de la pelvis y la columna vertebral con la respiración.
- Relación de la caja torácica y las piernas a través del psoas.
- Relación de los hombros, brazos y cintura escapular con la respiración.
Transcripción:
En episodios anteriores hemos hablado ya de cómo la postura es capaz de afectar positiva o negativamente a la respiración. Hemos visto como redondear la espalda o traer los hombros hacia delante puede comprimir el espacio de los pulmones y dificultar una inhalación profunda. Al contrario, el mantener la columna recta y alineada, y los músculos relajados, favorece una respiración de calidad.
Pero hoy vamos a ir más allá y vamos a ver otras partes del cuerpo que también forman parte de la respiración, pero que quizá no sean tan evidentes y te cueste más reconocerlo. Al ser consciente de ellas puedes prestarle la atención necesaria y asegurarte de que siempre apoyen tu respiración.
Ya sabemos que los pulmones no respiran por sí mismos, en realidad son como esponjas que se adaptan al espacio que tienen disponible alrededor. Por ello nuestra respiración está tan condicionada por el movimiento de la caja torácica y del diafragma. Pero a la vez, éstos se ven condicionados por toda la postura corporal.
Nuestro cuerpo es muy complejo, se compone de muchas pequeñas partes, todas ellas perfectamente diseñadas y encajadas para funcionar correctamente. Nada funciona de forma aislada en el organismo, todo está relacionado y unas partes afectan a otras. Esto es lo que ocurre con la relación entre la postura y la respiración.
Y así los movimientos respiratorios de la caja torácica están vinculados a la pelvis, las piernas y los hombros.
En nuestra pelvis comienza todo, ella es el cimiento de la postura, especialmente cuando estamos sentados. En la parte posterior de la pelvis se encuentran el coxis y el sacro, que contiene las primeras vértebras de la columna, aquí todavía soldadas. Así que para hacerlo muy fácil, el inicio de la columna vertebral es la parte de atrás de la pelvis. Y la pelvis es nuestro asiento, la base de la mayoría de nuestras posiciones.
Verás que en Yoga se habla mucho de mantener la pelvis neutra. Lo que se busca con ello es mantener la pelvis equilibrada de forma que la columna pueda mantenerse en línea recta. Si observas con atención es fácil que puedas identificar que tu pelvis cae más hacia un lado que hacia otro (cuando cargamos el peso más en una pierna que en la otra, o cuando nos sentamos con las piernas cruzadas,… hay muchas razones para que esto ocurra). Podrás darte cuenta de que esto termina por poner presión en un lado de la cavidad abdominal. Es como que un costado se alarga mientras el otro se acorta, que es en el que se está presionando. Hemos visto la importancia de que todo el abdomen esté relajado, a la hora de expandir los pulmones y llenarlos de aire, por lo que si comprimimos a un lado estamos limitando esta capacidad.
La pelvis también puede desequilibrarse en el otro plano, cuando la giramos hacia delante o hacia atrás. Cualquiera de estas posiciones compromete la respiración. Si imaginas el cuerpo humano de perfil, la columna vertebral sería una línea recta (simplificándolo para el ejemplo), en la parte superior tendría soldada la caja torácica, y en la inferior la pelvis. Por ello si giramos la pelvis va a haber una repercusión en la caja torácica.
Mucha gente tiende a dejar caer la pelvis hacia atrás al sentarse. Esto hace que la columna se redondee y la caja torácica descienda y quede más cerca de la pelvis. En esta posición los pulmones y el abdomen quedan comprimidos, sometidos a mucha presión, lo que hace que disminuya su volumen y capacidad. Esta es una postura muy normal, típica de la gente que hunde el pecho, deja caer los hombros,… Suele reflejar rigidez, tristeza y depresión. En ella es imposible tomar una respiración completa.
También ocurre lo contrario, cuando giramos la pelvis hacia delante y elevamos y alejamos la caja torácica como resultado de darle la curvatura contraria a la columna. Esta es la postura de la gente que va todo el tiempo sacando pecho, o escondiendo los genitales, hay muchas razones para ello, soberbia, miedo, inseguridad,.. Aquí puede ser más fácil tomar la respiración, porque no se ve tan comprometido el espacio, pero estamos poniendo la presión en la zona lumbar, y podemos llegar a hacernos mucho daño.
Por ello es fundamental vigilar la postura desde la pelvis, y llevar la intención a ella con la respiración. En una postura correcta, al respirar estamos moviendo el diafragma y dando con él un masaje a todos los órganos, tanto en la cavidad abdominal como pélvica. Este masaje es muy importante para su correcto funcionamiento y oxigenación.
Y como siempre nos movemos en ambas direcciones, el funcionamiento de los órganos también puede interferir en la calidad de la respiración. Así que una buena respiración completa debe llegar hasta la pelvis, si te concentras puedes sentir su efecto fácilmente en ella.
Pero la respiración va mucho más allá, y también tiene relación con las piernas. ¿Cómo? Te preguntarás. Pues a través del psoas, un músculo que se ha demostrado que tiene un papel importantísimo en nuestra salud a todos los niveles, incluso espiritual. Este músculo va desde el trocánter en la cadera, hasta la zona lumbar y torácica de la columna. De hecho el psoas se une a la columna en la 12 vértebra torácica, que es el mismo punto en que lo hace el diafragma, que ya sabes que es el músculo más importante de todo el proceso respiratorio. Por lo que de nuevo estamos conectando la columna vertebral y la caja torácica a una parte del cuerpo que a priori podría parecer ajena a ellas. Y estamos viendo cómo la relación con la respiración es directa, ya que el diafragma es el músculo principal en ella. De esta forma nuestro modo de caminar, nuestro nivel de actividad física, nuestros hábitos sedentarios,… todos ellos intervienen de forma directa en la calidad de nuestra respiración. Mantener el psoas en buen estado, dotándolo de fuerza y flexibilidad, puede ayudarnos a disfrutar de una respiración más rica y beneficiosa.
Del mismo también la posición de los brazos afecta a la respiración. Aquí interviene un número mayor de participantes y la relación es más sutil. A través de los hombros, las clavículas y las escápulas los brazos entran en contacto con la caja torácica y de nuevo afectan a la respiración. Es lo que se llama la cintura escapular.
En la zona de la pelvis veíamos que el contacto entre las diferentes partes se producía directamente entre los huesos, que se tocaban. Ahora en la cintura escapular la situación es más complicada, ya que todas las uniones entre estas partes, hombros, escápulas y clavículas, se producen a través de músculos, ligamentos y tendones. Son muchas pequeñas partes que trabajan juntas para facilitar tu respiración. El resultado es una gran movilidad y flexibilidad, pero mayor dificultad a la hora de controlarlo y mantenerlo equilibrado.
Si las escápulas y los hombros caen hacia delante volvemos a crear la presión en los pulmones de la que tanto hemos hablado. Mientras que si mantenemos una correcta posición de los hombros, dejándolos relajados, hacia abajo y ligeramente hacia atrás, el pecho elevado, bien abierto subiendo el esternón, podremos disfrutar de una respiración más profunda.
Como siempre lo más importante es que tú mismo compruebes cómo se siente tu respiración en cada posición.
Para ello hoy vamos a hacer una meditación que introduce una posición diferente de los brazos, algo más desafiante de lo que hemos hecho hasta ahora. Concéntrate en hacer respiraciones relajadas en ella y observa las sensaciones en todo el cuerpo. Esta meditación es especial para conectar con tus propias sensaciones y tener una experiencia de tu Ser.
Meditación: Para sentir y experimentar tu interior
- Para abrir el espacio: canta 3 veces Ong Namo Guru Dev Namo
- Postura: sentado en Postura Fácil (Sukhasana). Extiendes brazos totalmente rectos a los lados del cuerpo, te aseguras de mantener una línea recta en ellos, paralela al suelo, palmas de las manos hacia abajo. Desde ahí doblas los codos y traes las manos por delante de tu cuerpo, deben quedar ligeramente por encima del corazón, y unos centímetros separadas del cuerpo. La mano derecha debe quedar por encima de la izquierda, apoyada en su dorso. Si el mudra se sostiene demasiado alto puede ser perjudicial para los pulmones. La postura debe ser cómoda y facilitar una respiración completa.
- Ojos: cerrados dejando abierta una décima parte.
- Respira de forma completa y normal.
“Cualíficate a ti mismo de un modo meditativo. Mantén el cuello y la columna muy rectos. Sé un yogi – no seas una persona ordinaria. Experimenta el espíritu, ese es el modo de entrar a los reinos de experimentar al experimentador, al Ser, al yo interno.”
YB
- Para terminar: inhala profundo, sostén unos segundos la postura con el aire dentro de los pulmones, exhala, y relaja.
- Para cerrar el espacio: recita el Eterno Sol “que el Eterno Sol te ilumine, el amor te rodee y la luz pura interior guíe tu camino” y canta 3 veces Sat Nam