Ya nos ha quedado claro como no nos beneficiamos de nuestra respiración tanto como podríamos. Hoy quiero ayudarte a identificar qué es lo que está fallando, para poder corregirlo y volver a patrones más positivos y eficaces.
Acompáñame mientras te cuento cómo iniciar de nuevo el proceso de aprendizaje con tu respiración. Es mucho más sencillo de lo que crees, y ¡nunca es demasiado tarde!
Al final realizaremos una meditación para ganar enfoque y concentración.
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Contenido del episodio:
- Importancia de tomar conciencia de nuestra respiración natural.
- «Aprender a respirar bien no es un proceso aditivo en el que aprendes técnicas específicas para mejorar la respiración que ya tienes. Es un proceso de deconstrucción en el que aprendes a identificar cosas que ya estás haciendo y que restringen el flujo natural de tu respiración.» Donna Farhi
- No se trata de incorporar nada nuevo, sino de trabajar con lo que ya hay.
- Estar presente en cada instante.
- No buscar una meta externa.
- Ejercicio para conocer en profundidad tu respiración.

Transcripción:
Quiero empezar hoy con una cita de Donna Farhi, maestra de yoga, que resume perfectamente la idea del episodio de hoy, dice así:
“»Aprender a respirar bien no es un proceso aditivo en el que aprendes técnicas específicas para mejorar la respiración que ya tienes. Es un proceso de deconstrucción en el que aprendes a identificar cosas que ya estás haciendo y que restringen el flujo natural de tu respiración.»
Vamos a reflexionar un poco sobre su significado. Lo primero que nos dice es que no vamos a añadir ni incorporar nada nuevo, sino que vamos a trabajar con lo que hay, con lo que ya tenemos, que es nuestra respiración tal y como es ahora. Debemos identificar qué es lo que no está funcionando en ella, o lo que estamos haciendo de forma equivocada. Partimos de la idea de que nuestra respiración no es todo lo correcta que debería. Nuestro estado físico, mental o emocional la condiciona y compromete, reduciendo su calidad. Acumulamos en el cuerpo demasiados bloqueos y tensiones, y ésto es lo que debemos conocer y corregir si queremos sanar y mejorar la respiración.
Para ello lo primero como siempre es conocer cómo es nuestra respiración. Necesitamos hacernos presentes en ella, y entrar en contacto con nuestra realidad en cada momento. Ya hemos hablado mucho sobre esto en los episodios anteriores, así que no te resultará extraño. Vas a trabajar con tu propia respiración, así que es un trabajo personal que vas a hacer contigo mismo. Supone introspección y por tanto no se puede hacer desde fuera, ni nadie puede hacerlo por ti.
Además es importante enfatizar que no se trata de “hacer o conseguir” nada nuevo, la meta nunca está en el exterior, sino en profundizar la conciencia sobre tu propia respiración. Así, desde ella, serás capaz de conectar el cuerpo, la mente y el espíritu, alcanzando la plenitud y la felicidad dentro de ti. Esto debe nacer de la verdad del trabajo, no tiene nada que ver con acumular libros, títulos o conocimiento. Recuerda la cita al inicio, no se trata de añadir cualidades nuevas, sino de quitar lo que está interfiriendo. Porque el flujo natural de tu respiración ya es perfecto en sí mismo. Somos nosotros los que lo entorpecemos y debilitamos con nuestros hábitos y estilos de vida. Por ello ahora buscamos desprendernos de todos esos patrones para recuperar el equilibrio inicial.
Y lo hacemos curiosamente sin hacer nada más que observar lo que hay. Te invito así a que cuando quieras te tomes unos minutos y comiences a observar tu respiración. Hazlo en una postura relajada, durante nuestras meditaciones, o en cualquier otro momento. Hazlo parte de tu rutina diaria para aumentar el conocimiento que tienes de ti mismo y de tu respiración.
Para sacar el máximo partido te recomiendo hacerlo primero tumbado, y después sentado, repitiéndolo durante diferentes días en diferentes posturas. Puedes cambiar la posición de los brazos, extendiéndolos a los lados, o llevándolos por encima de la cabeza. Comprueba cómo varían las sensaciones observando con detenimiento:
Puedes hacerte las siguientes preguntas, pero no son las únicas, siéntete libre de observar cualquier cosa que llame tu atención.
Dónde sientes que comienza la inhalación?
Cuál es la primera sensación que aparece en tu cuerpo al respirar?
Qué partes de tu cuerpo se mueven al inhalar?
Cómo cambian las sensaciones a medida que vas llenando los pulmones?
Lo hacen de forma continua o entrecortada? Se bloquea en algún punto?
Lo hacen a una velocidad constante, o se frenan o aceleran durante el proceso?
Observas algún cambio en tu mente, emociones o estado anímico?
Hay algún sonido que acompañe la inhalación?
Hay alguna pausa después? Cuánto dura?
Dónde comienza el movimiento de la exhalación?
Cómo empiezas a sentirla?
Sientes urgencia por echar el aire?
O sale de forma lenta y continua?
Mantiene el ritmo todo el tiempo, o hay alguna variación?
Sientes algún cambio en tu cuerpo?
Cómo de completa es la exhalación? Cuánto aire queda dentro?
Observas algún cambio en tu mente, emociones o estado anímico?
Cómo te sientes tras la exhalación?
Sientes urgencia por volver a coger aire?
Cuánto tiempo pasa hasta que vuelves a inhalar?
Continúa haciéndote estas preguntas mientras experimentas con tu respiración. Recuerda que lo más sencillo es hacerlo tumbado boca arriba, con todo el cuerpo relajado. Una vez que te hayas familiarizado con esta posición puedes pasar a hacerlo sentado en una postura meditativa. Es bueno que tengas diferentes experiencias y que practiques durante varios días. Siéntete libre de hacerlo siempre que quieras.
Meditación especial para principiantes: para ganar enfoque y concentración

- Para abrir el espacio: canta 3 veces Ong Namo Guru Dev Namo
- Posición: postura Fácil (Sukhasana)
- Mudra: manos apoyadas sobre el regazo, con las palmas hacia arriba.
- Ojos:
- Con los ojos cerrados vas a enfocar suavemente tu mirada y la concentración mental en el punto del entrecejo, en el centro de tu frente, en la raíz de la nariz. Observa como este enfoque favorece tu concentración, como sirve de apoyo a tu mente y te aporta coherencia y estabilidad.
- Desde el punto del entrecejo vas a imaginar un cielo azul infinito. Siéntete ligero, como si pudieras flotar y volar en los cielos. Deja que tu respiración se vaya haciendo más lenta.
- Sin perder el enfoque del entrecejo te concentras también en tu respiración. Y con la inhalación comienzas a repetir mentalmente la afirmación: “Soy abundante, feliz y bello”. Sin pronunciarlo en voz alta, tan sólo para ti, lo vas diciendo de forma totalmente consciente mientras vas cogiendo el aire. Hazlo todas las veces que te de tiempo, como orientación entre 1 y 4 está bien, pero hazlo a tu ritmo de forma que te sea cómodo.
- Después haz lo mismo también durante la exhalación y continúa repitiendo la afirmación. Si algún otro pensamiento te interrumpe no te enfades, proyecta la afirmación sobre él. No trates nunca de frenar el resto de pensamientos, tan sólo vuelve a concentrarte en repetir la afirmación y en sentir cada palabra dentro de ti.
- Tiempo: 5 minutos
- Para terminar: inhala profundo, exhala, y relaja.Para cerrar el espacio: recita el Eterno Sol “que el Eterno Sol te ilumine, el amor te rodee y la luz pura interior guíe tu camino” y canta 3 veces Sat Nam