
Pakistán 1929 – EE.UU. 2004
Yogi Bhajan abrió las enseñanzas de Kundalini Yoga a Occidente, enseñando por primera vez de forma pública en Estados Unidos en 1968. Hasta entonces todo el conocimiento de Kundalini Yoga era algo secreto que pasaba de maestro a discípulo de forma muy controlada.
Yogi Bhajan en realidad es el nombre que cariñosamente le dieron sus alumnos, pero él nació como Harbhajan Singh, en la India, en una zona que actualmente es Pakistán. Nacido en una familia acomodada, su padre era un famoso médico y sanador, y su madre una mujer recta y devota. Él siempre cuenta en sus historias cómo por aquel entonces tenía todas las comodidades del mundo, y cómo era normal para él tener sirvientes o piedras preciosas.
De este modo le facilitaron la mejor educación posible, y mientras estudiaba en uno de los mejores colegios, ya a los 8 años de edad, comenzó con su entrenamiento yóguico. Su maestro fue Sant Hazara Singh. En muchas anécdotas Yogi Bhajan nos habla de lo duro y estricto que era.
Quizás la más conocida es cuando le dice a Yogi Bhajan que se prepare con su mejor ropa para acompañarle a un seminario en otra ciudad. Así partieron los dos, y, de camino, el maestro quiso poner a prueba el ego del alumno, y le dijo: “Creo que con lo joven y fuerte que eres no te costaría nada trepar a ese árbol”. Por supuesto Yogi Bhajan subió al árbol sin pensarlo. ¿Estarás aquí hasta que vuelva? Preguntó el maestro.
Tardó tres días en volver, y allí seguía Yogi Bhajan sobre el árbol. Al ser preguntado, afirmó que se sentía genial, y que había aprendido todo lo que necesitaba para sobrevivir y no caerse. Y lo hizo porque su maestro le había dicho que le esperara allí.
Para mí, mi profesor era un camino hacia Dios.
De este modo a los dieciséis años de edad, Yogi Bhajan fue nombrado maestro de Kundalini Yoga por Sant Hazara Singh, quien le dio así el relevo.
Pero Yogi Bhajan siguió su formación, tanto a nivel académico como espiritual. Ya en el instituto destacaba en los deportes, fue el capitán del equipo de fútbol, jugó a hockey sobre hierba y ganó numerosos premios.
Con tan sólo dieciocho años vivió la ruptura de la India y tuvo que dirigir el éxodo de su familia y todo su pueblo, siendo responsable de unas 7000 personas.
Ya instalado de forma segura en India, se graduó en Economía en la Universidad del Punjab, donde igualmente destacó en deportes y debates. Era un excelente orador y comunicador.
Cumplió con el servicio militar, y posteriormente pasó a trabajar para el gobierno indio, en un puesto de aduanas. Para entonces estaba casado con su mujer, Inderjit Kaur, con quien tuvo tres hijos.
En ningún momento cesó en su aprendizaje y búsqueda espiritual, aprendió de todas las religiones y de todos los tipos de yoga. Visitó y habló con todas las personas santas que pudo encontrar a lo largo de su vida. Y aunque mucha gente lo desconoce, pudo haber sido un gran maestro de Hatha Yoga. Él decía que tenía los conocimientos y la condición física para ello, pero llegado el momento vio que lo que la humanidad más necesitaba era Kundalini Yoga.
Durante su trabajo en aduanas él comentaba que le llamaba mucho la atención ver como muchas personas occidentales llegaban a India cargadas de dinero buscando la espiritualidad, y como salían tiempo después sin dinero y sin haber encontrado nada.
En ese tiempo conoció a Sir James George, quien le habló de que iba a India para buscar un profesor de Hatha Yoga para la Universidad de Toronto en Canadá, pero que era incapaz de encontrarlo. Yogi Bhajan sintió y aceptó su destino y llegó a un acuerdo para ir él. La astrología le advirtió de calamidades y problemas, pero él no pudo negarse a lo que era su misión de vida.
Así partió hacia Canadá en 1968. Con la mala suerte de que durante la escala de su vuelo en Londres se perdió su maleta con todo su equipaje y su dinero. Él pensó que al llegar a Toronto, su conocido Sir James George le ayudaría a solucionarlo. No se podía imaginar que él había fallecido apenas unos días antes en un accidente de tráfico. Así que se quedó completamente solo y sin nada más que su ropa fina y sus sandalias indias, en el intenso frío de Canadá.
Sobrevivió cubriéndose los pies con periódicos y comiendo donuts duros mojados en agua. Lo aceptó, sabiendo que era la voluntad divina. Y mirando al cielo afirmó: “Ok, Dios, si esto es lo que te complace, mándame más, podré soportarlo.”
Empezó a trabajar como dependiente en una librería, y después consiguió trabajo en un centro de yoga.
Un día se encontró con unos amigos indios que le contaron que estaban viviendo en Los Ángeles y le invitaron a pasar un fin de semana con ellos. Él fue a Estados Unidos, y ya nunca más volvió a Canadá.
Llegó a Los Ángeles en pleno movimiento hippie, y vio como tanta gente joven reclamaba un cambio de conciencia, pero a la vez se estaba destruyendo al hacerlo desde el abuso de las drogas. Decidió que era el momento de enseñar Kundalini Yoga ya que era la alternativa perfecta. Les permitiría una conexión espiritual profunda, les mantendría sanos a todos los niveles y podría reparar el daño causado por las drogas.
Y así lo hizo. Desafió la amenaza existente que decía que quien enseñara Kundalini Yoga no vería su próximo cumpleaños (esa era la creencia entonces). No lo hizo por un interés personal de fama o riqueza, por lo que la amenaza no se cumplió. Se demostró así que ésta había sido un medio de controlar la pureza de las enseñanzas.
Siempre afirmó que él no había ido allí a acumular discípulos, sino a crear maestros. Defendió el derecho de cada ser humano a vivir una vida “sana, feliz y santa”. Y así fundó la organización 3HO (Happy, Healthy, Holly), para transmitir estos valores a todo aquel que quisiera transformar su vida.
Sus seguidores no pararon de aumentar, ganando cada vez más adeptos este estilo de vida consciente. Hoy día la comunidad de Kundalini Yoga sigue creciendo en todo el mundo, compartiendo el legado de Yogi Bhajan. Desde 3HO se garantiza la pureza de las enseñanzas, siendo la única institución capaz de certificar a los profesores de Kundalini Yoga.
A lo largo de su carrera, Yogi Bhajan creó además otras instituciones y numerosos eventos, para poder mantener vivos el legado y la comunidad. Destacan entre ellos el Día Interreligioso de Oración por la Paz, los campamentos de mujeres y niños y las celebraciones del Solsticio.
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