Hay un aspecto normalmente ignorado que es la sensibilidad del aura, porque todos conocemos su capacidad de protegernos, pero ésta no es su única función. Y es que el aura también nos permite sentir, nos hace más sensibles a nosotros mismos y a nuestro entorno. Pero no de un modo emotivo o sentimental. La sensibilidad no es llorar por todo, sino percatarse y ser receptivo. Quizás lo entiendas mejor con una traducción más directa del inglés, y en lugar de decir que somos sensibles deberíamos decir que somos sensitivos.
En cualquier caso, esta clase te ofrece la oportunidad de sentir fácilmente tu aura, y con ella toda tu energía. Podrás reconocer tu propio espacio y posicionarte en él, para disfrutar de una total calma y tranquilidad. Si últimamente sientes que todo lo externo te desborda, si necesitas volver a hacerte fuerte en tu centro, o si simplemente quieres estar más protegido, ¡no te la pierdas!
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