Hoy vamos a acompañar a nuestra respiración en su recorrido a través de nuestro cuerpo, para que puedas comprender mejor por qué al meditar te sientes tan lleno de luz y resplandor.
Ya hemos hablado en otros episodios de la relación de la respiración con el aura, y del impacto que tiene en toda nuestra energía. hoy continuamos profundizando sobre este tema.
Y para que puedas experimentarlo por ti mismo, al final realizamos una meditación que te ayudará a estimular el resplandor de tu campo magnético. Se llama respiración de fuego con garras de león. ¡No te la pierdas!
Contenido
- 3 claves para confiar en tu luz: minuto 5:58
- Anatomía de la luz
- El aura o campo magnético
- Meditación: respiración de fuego con garras de león: minuto 16:02

Transcripción
Seguro que al terminar cada meditación has podido sentir una transformación profunda en todo tu estado y energía. Puede que no alcances a comprenderlo, no es necesario, como tampoco lo es describirlo con palabras. Pero sabes de qué te estoy hablando.
Hoy vamos a dedicar el episodio a esta sensación, y más en concreto, a la luz y resplandor que puedes alcanzar gracias a tu respiración.
Porque ni siquiera es necesario realizar una práctica completa de Yoga o meditación para cambiar cómo te encuentras. Es suficiente con una sola respiración consciente para lograrlo.
Eso sí, debe ser plenamente consciente y reflejar cierta actitud y respeto. Debes hacerlo relajado, disfrutando y estando totalmente presente. Si además eres capaz de reconocerte a ti mismo por la belleza, espíritu y potencial que posees, tendrás ya más de la mitad del camino recorrido.
Pero si en cambio dudas de ti mismo y olvidas tus herramientas, será más complicada para ti la transformación.
3 claves para confiar en tu luz
Para que esto no ocurra debes tener en mente tres ideas fundamentales:
La primera es que siempre puedes elegir, está en tus manos hacerlo. Y aunque te cueste creerlo, también puedes elegir cómo te encuentras. Si estás triste o feliz, si te mantienes positivo o negativo ante una situación, si comienzas un buen o mal hábito,… Debes ser capaz de reconocer cómo cada elección te lleva a ampliar o reducir tu nivel de conciencia. Incluso podemos hacer elecciones que a su vez nos den más capacidad aún para elegir. Nuestra mente es una herramienta maravillosa, y sólo nosotros fijamos los límites.
La segunda es que tienes todo lo que necesitas para realizar dichas elecciones. Aquí hay algo que leí una vez y que me repito a diario, y realmente ayuda a fijar esta idea en tu mente. Dice así: “Soy un ser de luz completo y perfecto, nadie puede darme ni quitarme nada”. Y así es, ni te falta nada, ni eres defectuoso de ninguna manera. Nadie puede completarte ni perfeccionarte. Tú tienes todo el poder, y todas las herramientas necesarias para alcanzar tus metas. Sólo tienes que buscar en el lugar correcto, que es tu interior. Porque en él reside el conocimiento de millones de años, ya que eres parte del Universo, y al igual que él estás hecho de luz y energía.
Nuestro cuerpo y nuestra mente se entretejen de forma divina, sutil y compleja para que podamos disfrutar de este conocimiento y de todos los recursos y potencial que mantenemos dormido. Normalmente, en nuestras atareadas vidas lo olvidamos completamente, por eso hoy vamos a tratarlo en este episodio.
Porque estamos acostumbrados a buscar las respuestas fuera de nosotros, esperando a que alguien nos dé la solución que buscamos, o que cualquier producto obre el milagro. Pero todos tenemos la capacidad de encontrarlo dentro de nosotros mismos. De elegir la sanación, energía, percepción y compromiso que te acerquen a la felicidad y al bienestar a todos los niveles.
Y por último, algo que ya habrás oído un millón de veces, pero que conviene recordar es que somos seres espirituales que estamos teniendo una experiencia humana, no al contrario. Vivimos entre el cielo y la tierra, entrelazando ambos mundos y enriqueciéndolos a través de nuestras acciones. Cuando alcanzamos el equilibrio dentro de nosotros mismos podemos sentir el lugar que ocupamos en el mundo, y actuar de forma consciente para el bien de todos.
Para ello debemos equilibrar nuestro cuerpo y nuestra mente, y comprender cómo se relacionan y afectan el uno al otro, ya que es más que evidente que lo hacen. Habrás podido comprobar cómo si te mueves de una determinada manera puedes crear diferentes sentimientos o emociones, como por ejemplo cuando bailas. Y al contrario, lo mal que te sientes cuando no puedes moverte por una lesión o enfermedad.
También ocurre lo mismo con la respiración. Si respiras de forma profunda y consciente puedes conectar más fácilmente con tu bienestar, y acceder a tu parte espiritual. Y no sólo eso, ya que sabemos también que a través de ella podemos acceder a ese mundo tan complejo e intrincado que es nuestro cuerpo-mente, y afectarlo de formas muy positivas.
Anatomía de la luz
Empezábamos el episodio hablando de cómo nos sentimos al terminar una meditación. Seguro que te percibes a ti mismo más brillante, ¿verdad?
Esto es algo común a todas las tradiciones espirituales, cuando nos sentimos plenos y alineados aparece cierta luz alrededor de nosotros. A veces se siente simplemente como ligereza o levedad, otras como un brillo en los ojos o en el rostro, incluso hay personas que pueden percibirla como destellos o campos de energía.
Aunque esto no es lo importante, sino la idea de que esa luz nace de dentro, de nuestra parte más sutil y espiritual. Y es capaz de transmitirse al exterior gracias al nexo entre el cuerpo, la mente y el espíritu.
Podemos llamarlo cuerpo de luz, aura, halo, resplandor,… Cada tradición lo explica con diferentes nombres y detalles, pero no deja de ser la misma luz, que nace de la pureza y del equilibrio de tu alma con todas las partes de tu Ser.
Cuando cierras los ojos y te concentras de forma consciente en ti puedes sentirlo. Como te decía no hace falta ponerle nombre, seguro que hasta ahora ni siquiera te lo habías planteado, pero ahí está.
Recuerda cuando comienzas tu respiración profunda, tu cuerpo se va relajando, la mente se acalla y empiezas a acceder a una paz difícil de explicar dentro de ti. Desde ese espacio puedes sentir fácilmente cómo la energía fluye a través de ti, y no sólo dentro de tu cuerpo, sino también a tu alrededor, rodeándote.
El aura o campo magnético
Es tu aura, un campo magnético que te rodea y protege. Éste puede variar de forma y tamaño, de hecho es algo móvil que se crea continuamente, no es nada fijo. Y está totalmente relacionado con tu presencia. Ya que gracias a él puedes contenerte dentro de ti mismo, y estar en contacto con tus pensamientos y percepciones, y a la vez, haciéndote presente en ti, puedes acceder más fácilmente a sentir la energía.
Los cambios en su forma, color o tamaño están relacionados con cambios en tu salud, equilibrio, estado mental, emocional,… Y de nuevo esto funciona en las dos direcciones, por lo que si cuidamos nuestra salud y equilibrio, podemos tener un impacto positivo en nuestro aura, lo que hará que nuestra luz brille con más intensidad.
Esto en realidad es lo que hacemos durante nuestras prácticas de Yoga y meditación, ya que desde hace miles de años los yoguis conocen la forma de modificar la energía a través del trabajo con el cuerpo. Así no sólo somos capaces de llenarnos de resplandor, sino además de hacernos cada vez más sensibles a reconocerlo.
El aura nos rodea en todas direcciones, y cuando mantiene su tamaño, es decir, se encuentra a la misma distancia en todas direcciones, significa que está equilibrada.
Cuando su tamaño es de un metro o menos, no importa lo equilibrada que esté, nos mantenemos insensibles. Y esto nos lleva a comportamientos animales, en el sentido de que nos dejamos llevar por nuestros instintos primarios en lugar de actuar desde nuestra conciencia.
En esta situación somos más vulnerables también a cualquier tipo de influencia externa, por lo que podemos atraer fácilmente la negatividad o emociones de otras personas.
A medida que nuestro aura se expande, nosotros nos hacemos más conscientes y a la vez nos mantenemos más protegidos.
Así que una idea que debe quedar clara es que podemos crear más luz y hacer que nuestro aura se expanda y brille con más intensidad. Esto aumenta nuestra sensación de presencia, y también la forma en que somos percibidos por los demás. Digamos que habla por nosotros para transmitir quién somos y de alguna forma cómo de equilibrados estamos.
Porque aquí no nos engañemos, nuestra energía refleja exactamente cómo nos sentimos, y no es algo que podamos maquillar o disfrazar. Porque como hemos dicho no es más que el reflejo de nuestro equilibrio y armonía interior.
Y esto se procesa a través de los chakras, los principales centros energéticos. Aunque son muchos más y el sistema es realmente complejo, solemos reducirlo a los 7 principales, que se encuentran a lo largo de la columna hasta lo más alto de la cabeza.
Estos 7 se localizan sobre el canal principal de energía, Sushumna, en los puntos exactos en los que se cruzan sobre él los otros dos canales más importantes, Ida y Pingala. Así que aquí ya podemos encontrar una relación directa entre la respiración y la luz de tu campo magnético.
Ida y Pingala terminan en las fosas nasales, por lo que el aire que introducimos respirando a través de la nariz, va directamente al sistema de chakras, nutriéndolo de Prana y de conciencia.
Cada chakra vibra en una determinada frecuencia, que el aura recoge y transmite al exterior. De ahí que en kundalini yoga sea considerada el octavo chakra.
Por eso trabajando con la respiración, siempre que lo hagamos de forma consciente, somos capaces de incrementar nuestra luz. Porque estamos liberando el camino para permitir que la energía fluya a través de los canales principales, desbloqueando los chakras, ayudando a equilibrar todo el sistema. Y permitiendo que el cuerpo y la mente sostengan al espíritu, ya que los chakras son los centros encargados de gestionar la energía en todas sus dimensiones, pudiendo transformar lo denso en sutil, y al contrario.
Es un proceso gradual, en el que poco a poco vamos generando y liberando más energía, pero una vez que todo funciona correctamente dentro de nosotros, y que cada chakra es capaz de mover la energía de forma más libre, es natural que su luz se refleje fuera. Y una vez que has hecho tu trabajo y has alimentado tu cuerpo, mente y espíritu, es natural que te sientas más pleno y ligero, más capaz de reconocer tu parte espiritual, y de escuchar cómo tu voz interior te guía hacia ella.
Meditación: respiración de fuego con garras de león

- Para abrir el espacio: siéntate con la espalda recta, coloca las manos en el mudra de plegaria y canta 3 veces Ong Namo Guru Dev Namo.
- Postura: sentado en postura Fácil, Sukhasana, comienzas extendiendo los brazos a los lados, con las palmas de las manos hacia arriba y todos los dedos en tensión, formando garras. Debes mantener la tensión en las manos durante todo el tiempo de la meditación. Aquí vas a inhalar, y con cada exhalación vas a mover los brazos para llevar las manos cruzadas por encima de la cabeza. En cada movimiento alternas la mano que queda por delante, y en esta posición las palmas miran hacia abajo.
- Respiración: la velocidad del movimiento hace que al final se produzca una respiración de fuego de forma natural.
- Ojos: cerrados y enfocados en el punto del entrecejo.
- Tiempo: 9 minutos.
- Para terminar: sin dejar de mover saca la lengua todo lo que puedas durante 15 segundos. Después inhala, mete la lengua y frena el movimiento dejando las manos a unos 15 cm por encima de la cabeza, con las palmas mirando hacia abajo, los brazos forman un arco. Sostén el aire durante 15 segundos. Sin deshacer la postura exhala, vuelve a inhalar y sostén ahora el aire durante 30 segundos. Exhala relajando los brazos. Queda meditando en el centro de tu corazón durante 3 ó 5 minutos.
- Para cerrar el espacio: recita el Eterno Sol “que el Eterno Sol te ilumine, el amor te rodee y la luz pura interior, guíe tu camino” y canta 3 veces Sat Nam.
