Hoy quiero compartir un tema muy interesante, hablando de la respiración y la tierra, que te va a ayudar a comprender mejor cómo se relacionan tu postura y tu respiración, especialmente cuando estás de pie. Se trata de la relación con la Tierra.
La fuerza de la gravedad juega un papel fundamental en todas tus posturas de Yoga, incluido cuando estás sentado meditando. Es muy importante aprovecharla a tu favor, ya que disminuirá el esfuerzo y mejorará tu alineación.
Hoy estudiamos este tema en detalle y al final hacemos juntos una meditación para armonizar nuestra energía con los campos magnéticos de la Tierra y experimentar paz y alegría. ¡No te la pierdas!
Contenido:
- Alineación corporal: postura de pie. Minuto 5:35
- 3 patrones de respiración:
- Apuntalar (apoyo)
- Colapsar (derrumbamiento)
- Ceder (flexible)
- Ejercicio para experimentar los diferentes patrones.
- Meditación para armonizar con los campos magnéticos de la tierra. Minuto 20:20
Transcripción
En episodios anteriores, bueno en realidad al principio de este podcast, en el episodio 8, hemos hablado ya de la relación entre la postura y la respiración, descubriendo cómo se afectan la una a la otra.
Hoy vamos a ir un paso más allá y vamos a profundizar en esta idea, para incluir un nuevo elemento en la ecuación, que es la Tierra.
Como seres humanos siempre estamos sometidos a las leyes físicas, y entre ellas la fuerza de la gravedad juega un papel fundamental en cada una de nuestras posturas.
Si practicas Yoga ya sabrás cómo podemos y debemos emplearla a nuestro favor, los diferentes asanas nos ayudan a tomar conciencia de ello, así como de nuestro cuerpo y de cómo nos sentimos.
Pero esto no es algo que ocurra únicamente durante la práctica de Yoga. En realidad tú tienes un cuerpo, respiras y estás sometido a la gravedad siempre. Por eso es importante que le prestes un poco más de atención a todo ello.
Porque como hemos ido viendo a lo largo de diferentes episodios, el cuerpo al final funciona por hábitos y los patrones inconscientes terminan teniendo consecuencias muy negativas en toda nuestra salud y bienestar.
Hoy vamos a continuar aprendiendo sobre la relación entre nuestra postura y la respiración, pero concentrándonos en un caso muy concreto, que es la postura que mantenemos al estar de pie.
Aunque no lo creas hay toda una ciencia en el yoga detrás de la postura de estar de pie. Puede que parezca la menos vistosa o que haya otras muchas más espectaculares, pero en esta posición están presentes todas las fuerzas y elementos fundamentales.
Quiero comenzar hablándote sobre ello, para que tengas claro desde el principio cómo es la alineación corporal correcta, y sobre todo por qué, qué nos aporta esta estructura.
Después pasaremos a ver los errores más comunes que cometemos, y la implicación que cada uno de ellos tiene en nuestra respiración.
Alineación corporal: postura de pie
Partimos de la idea que te comentaba al inicio de que como seres humanos estamos en contacto siempre con la Tierra, y nos vemos afectados por todas las leyes físicas. En cada postura que adoptamos, ya sea haciendo Yoga o viviendo tu día a día, debemos equilibrar nuestro peso con la fuerza de la gravedad.
Aquí como siempre podemos decir el típico “yo soy así” para evitar esforzarnos o cambiar, o podemos reconocer que somos responsables de las posturas que creamos, entendiendo que en ellas hay margen para el cambio o la adaptación.
De forma ideal, cuando estamos de pie, o sentados en postura de meditación, porque se puede aplicar igualmente, debemos buscar la correcta alineación de tres partes fundamentales de tu cuerpo: la pelvis, el corazón y la cabeza.
Parece simple, pero ellos determinan toda tu estructura y estabilidad, y no sólo eso, sino que van a conformar tu estado mental, emocional y energético. La forma en que se relacionan estas tres partes determinará cómo te encuentras y cómo es tu salud a todos los niveles.
Hay muchas formas de interpretarlo y explicarlo, pero no quiero extenderme en exceso, por lo que vamos a quedarnos con la idea de que el corazón es nuestro centro por excelencia. Es el nexo entre los primeros chakras, nuestra parte más física e individual, y los chakras superiores, más relacionados con lo etéreo y divino.
El corazón es quien nos permite reconocer que somos humanos, ni animales ni ángeles. Nos recuerda siempre la importancia de la compasión y el amor, y nos mantiene a la vez en contacto con nuestra vitalidad.
Por ello la cabeza debe reposar sobre el corazón, para dejarse guiar por él. Si la adelantamos más allá de este centro pecaremos de ser demasiado fríos e intelectuales, primando la lógica sobre los sentimientos, acallando completamente el corazón.
Observa además cómo al adelantar la cabeza normalmente el pecho se hunde y queda atrás, el corazón se comprime y se cierra. Por eso en cada postura hay que dejar que la cabeza siga al corazón y no nazca de ella el impulso o la intención.
Pero a la vez el corazón debe reposar sobre la pelvis, como si fuera su cimiento, dándole una base estable. Y es que cualquier movimiento o postura comienza en ella.
Si quieres aprender más sobre el efecto de la pelvis en la postura y la respiración puedes volver como te decía al episodio 8.
3 patrones de respiración
Ahora vamos a añadir un factor más a esta postura, y es la forma en que mantenemos o dejamos caer nuestro peso. Porque más allá de lo que es la alineación propia de los elementos que hemos visto, el peso y la gravedad también son aspectos determinantes.
Porque vamos a ver que incluso manteniendo la alineación correcta, digamos que con la pelvis, corazón y cabeza sobre un mismo eje, podemos desvirtuar la postura, si no le damos la intención correcta.
En este sentido me gustaría compartir contigo tres posiciones que Donna Farhi emplea para sintetizar los errores más comunes, así como la posición correcta.
Según ella a la hora de estar de pie y de respirar podemos adoptar tres actitudes muy distintas, la primera sería apuntalar, la segunda colapsar y la tercera ceder. Vamos a pasar a explicarlas una a una.
Apuntalar (apoyo)
Cuando nos mantenemos apuntalados creamos una postura rígida en la que todo el cuerpo se siente como un bloque. Imagina realmente esa idea de los puntales en la construcción, como si fueran columnas sólidas.
Éstas son una pieza completa y estable la coloques donde la coloques, se mantiene por sí misma, no necesita el apoyo del suelo para mantener su integridad. En el sentido de que antes de colocar un puntal en una obra, o una columna, estos son almacenados y transportados en horizontal y siguen manteniendo perfectamente su forma y apariencia.
El cuerpo se mantiene endurecido y agarrotado, no hay espacio para la fluidez. Y lo que suele ocurrir es que tendemos a despegarnos de la tierra, ya que físicamente en esta postura hay tanta tensión que el pecho y los hombros se elevan con cada respiración.
Es como si mantuvieras el centro de gravedad más alto de lo normal, evitando relacionarte con la parte inferior de tu cuerpo. Aquí desaparece la relación entre tu cuerpo y el suelo, es como si tú fueras un elemento apoyado simplemente en él, pero no existe conexión entre ambos.
Mantener esta postura tan apretada te lleva a hiperventilar y a hacer una respiración pobre y superficial, concentrada en la parte superior del pecho. A estas alturas no hace falta que te diga lo perjudicial que resulta, ya que esta es la parte más estrecha de los pulmones, la que menos oxígeno puede tomar, por lo que desata todas las alarmas en el organismo, especialmente en el sistema nervioso.
Colapsar (derrumbamiento)
En el segundo patrón o actitud, que es colapsar, sucede todo lo contrario. Ahora nos entregamos a la tierra dejando caer todo nuestro peso sin ningún control perdiendo toda nuestra integridad estructural.
Imagina un derrumbe, porque ese es el efecto en nuestro peso y energía. Pese a que sigamos estando de pie, nuestra postura no tiene ninguna consistencia ni intención. Es lo que solemos llamar muchas veces ser un saco de patatas.
Aquí simplemente nos dejamos caer y perdemos toda la ventaja que nos ofrece usar la fuerza de la gravedad a nuestro favor, permitiendo que nuestra energía se escape y caiga directamente a la tierra, como si fuéramos un grifo estropeado que mantiene una fuga constante.
En esta posición todo se siente más pesado y dificultoso y sólo somos capaces de hacer una respiración pobre y superficial. Pero en este caso no es por la localización en los pulmones, sino por lo trabajosa que se siente cada respiración desde el letargo en el que nos sume esta postura.
Ceder (flexibilidad)
Entre ambas posturas y actitudes se encuentra la tercera que es la más correcta. Es lo que Donna Farhi llama ceder, en el sentido de flexibilidad. Aquí me viene directamente a la cabeza la idea de un junco, ya que siempre se pone como ejemplo por su equilibrio entre la firmeza y su capacidad de resistir, y su flexibilidad y capacidad de adaptación.
Esta es la relación que debemos buscar con la tierra. Para ser capaces de mantenernos en ella y a la vez ser lo suficientemente libres. En palabras de Donna Farhi:
La cesión ocurre cuando damos el peso de nuestro cuerpo a la tierra pero al mismo tiempo mantenemos la suficiente integridad a través de nuestra estructura como para recibir el rebote de la gravedad hacia arriba a través de nuestro cuerpo.
donna farhi
Esta postura proyecta una imagen de entereza y ligereza al mismo tiempo. Es lo que buscamos en Tadasana, la postura de la Montaña, de ahí que siempre se enseñe como la postura base para el resto de asanas, ya que todas se construyen desde este mismo principio.
Pero de nuevo quiero recordarte que esto no se aplica únicamente al yoga, sino que puedes verlo a la hora de caminar o simplemente estar parado de pie.
Y como siempre lo mismo que ocurre en nuestro cuerpo sucede en la respiración, por lo que en esta forma de mantenernos y relacionarnos con la tierra, podremos disfrutar de una respiración suave y completa, de calidad, haciéndola fácilmente y sin esfuerzo.
Ejercicio para experimentar los diferentes patrones
Puede que a medida que te iba presentando cada situación hayas podido reconocerte en alguna de ellas. Pero si no ha sido así no te preocupes, ya que ahora vas a tener la oportunidad de sentir todas ellas.
Porque lo mejor siempre es llevar cada aprendizaje a tu propio cuerpo, así te será más fácil de integrar y recordar.
Para ello te animo si puedes a colocarte de pie, en tu postura habitual. Es verdad que ahora tienes mucha información y seguro que quieres hacerlo lo mejor posible, pero se trata de ser honestos, sino no tiene ningún sentido.
Queda de pie, y en esta posición párate a observar cómo es tu respiración. Si es profunda o se mantiene en la zona alta de los pulmones. Si te cuesta esfuerzo realizarla o al contrario es fácil y cómoda. Si es fluida o entrecortada.
Ahora comienza a tensar todo tu cuerpo, elevándote desde los músculos de las piernas. Siéntete a ti mismo estando apoyado sobre la superficie de la tierra. Mientras sostienes y apuntalas tu cuerpo en esta postura vuelve a observar cómo es y cómo se siente tu respiración.
Cambia completamente la intención y comienza a aflojar todos los músculos, dejando que tu peso caiga hacia la tierra, como si no tuvieras huesos. Ve poco a poco, soltando de forma consciente, y de nuevo observa cómo afecta este cambio a tu respiración.
Por último busca el tercer estado, a medio camino entre los dos anteriores.
Siempre consciente de tu respiración, al exhalar siente cómo tu peso desciende a través de las piernas hacia los pies y de ellos a la tierra, como si de debajo de la planta de cada pie salieran raíces que se adentran en la tierra.
Observa cómo cuánto más peso entregas y más intencionadamente lo haces, más puedes sentir ese efecto rebote que te devuelven la tierra y la fuerza de la gravedad.
Éste recorre todo tu cuerpo, ayudándote a sostener tu postura sin esfuerzo. Puedes sentirlo de forma especial a través de la columna y el tronco, equilibrando perfectamente tu postura entre el cielo y la tierra.
Esa es tu postura y tu papel en este mundo, un canal o nexo entre ambos planos.
Comprueba aquí cómo surge una nueva relación con la tierra, una dinámica que involucra por fin a las dos partes. En la primera opción sólo estás tú, negando la relación con la tierra. En la segunda sucede lo contrario, tú te desentiendes y sólo existe la tierra, pero tampoco funciona.
La única manera es lograr el equilibrio y la conexión, involucrando a ambas partes. Se trata de sentir, conectar y, sobre todo, confiar.
Te invito a practicarlo y a buscar esta relación en cualquier postura, sentado, de pie, tumbado, o en cualquier actividad o movimiento.
Meditación para armonizar con los campos magnéticos de la tierra
- Para abrir el espacio: siéntate con la espalda recta, coloca las manos en el mudra de plegaria y canta 3 veces Ong Namo Guru Dev Namo.
- Postura: puedes hacer esta meditación en postura Fácil (Sukhasana) o en postura de Roca (Vajrasana). En cualquiera de estas posiciones vas a estirar los brazos a los lados, de forma que no se doblen los codos, y que queden paralelos al suelo. Las palmas de ambas manos miran hacia abajo, hacia el suelo.
- Respiración: profunda a través de la nariz, lenta y completa.
- Ojos: 1/10 parte abiertos.
- Tiempo: 3 minutos.
- Para terminar: inhala profundo, sostén el aire aplicando mulabhanda unos segundos, y con la exhalación relaja la postura. Queda unos instantes meditando.
- Para cerrar el espacio: recita el Eterno Sol “que el Eterno Sol te ilumine, el amor te rodee y la luz pura interior, guíe tu camino” y canta 3 veces Sat Nam.