En este episodio seguimos concentrados en los aspectos más físicos del proceso respiratorio, en concreto, el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono.
Vamos a descubrir cómo se produce, el valor que tiene, que como podrás imaginar es importantísimo, y la relación que guarda con la energía sutil.
Además al final realizaremos una meditación para el autocuidado, que aumentará tu energía, vitalidad y resistencia, fortalecerá tu sistema inmunológico y limpiará tu organismo. ¡No te la pierdas!
Contenido
- Qué es la fisiología respiratoria.
- Lavoisier y el concepto de oxidación.
- Oxidación celular y respiración.
- Fisiología respiratoria y energía sutil.
- Meditación para el autocuidado.

Transcripción
En el episodio anterior recorrimos juntos el aparato respiratorio para conocer mejor nuestros cuerpos, y todo el proceso de la respiración.
Hoy vamos a hablar de su parte principal, el intercambio de gases, en concreto oxígeno y dióxido de carbono. Y vamos a hacerlo como siempre teniendo en mente la energía sutil, para descubrir la verdadera riqueza y profundidad de esta acción.
¿Qué es la fisiología respiratoria?
Vamos a concentrarnos así en la fisiología respiratoria, que es el proceso mediante el cual la sangre y los alvéolos intercambian los gases de la respiración. Los alvéolos entregan el oxígeno a la sangre, y ésta les da el dióxido de carbono. Vamos a verlo más en detalle obviamente, pero quería que tuvieras una primera idea del tema que vamos a tratar hoy.
Es una idea que nos parece sumamente natural a día de hoy, nacemos con ella y no podemos imaginar nuestra respiración de otra forma. Pero recuerda que esto no era tan obvio para los yogis y todas las personas en la antigüedad, y como vimos en el episodio número 60, en el que hablábamos de la historia de la respiración y el concepto de pneuma, es un concepto que aparece a finales del siglo XVIII con la figura de Lavoisier.
Lavoisier y el concepto de oxidación
Antoine Lavoisier, nacido en Francia en el año 1743, fue uno de los padres de la ciencia moderna, y en concreto de la química. Fue el primero en sistematizar todos los conocimientos que hasta el momento se basaban en meras especulaciones, hipótesis y experimentos carentes de una metodología científica. Entre sus numerosos aportes, podemos destacar los conceptos de combustión, oxidación y fotosíntesis.
También estudió la respiración en los animales, llegando a la conclusión de que la combustión, la oxidación y la respiración animal se basan en un mismo proceso, y es una reacción en la que se consume oxígeno.
Hoy vamos a concentrarnos en la oxidación, para comprender el proceso de la respiración a un nivel más profundo.
Oxidación celular y respiración.
Y es que en la base de cada respiración, hay una realidad somática, y es que nuestras células requieren oxígeno.
Para poder mantenernos vivos y transformar todos los nutrientes en energía, las células llevan a cabo una reacción de oxidación, en la que la energía se va creando y liberando poco a poco.
Salvando las distancias, es como una combustión lenta, en la que el oxígeno es necesario y es quien facilita que esa reacción exista. De hecho, es más como una degradación. Pero quédate con esa idea de que la clave es el oxígeno. Igual que una llama no puede mantenerse encendida en ausencia de oxígeno, nuestros cuerpos no podrían salir adelante.
El oxígeno necesario, llega a las células a través de los capilares, que son los vasos sanguíneos más pequeños, capaces de llegar a todas las partes del cuerpo. De esta forma nutren las células con el oxígeno recogido en los alvéolos. Una vez producida la oxidación de las células y tejidos, éstos necesitan deshacerse del dióxido de carbono que ha resultado en el proceso.
En la respiración, el oxígeno llega a las células a través de las arterias gracias a la energía de los pulmones y del corazón. Mientras que el dióxido de carbono les es devuelto a través de las venas. Y de nuevo el intercambio se produce en los alvéolos.
La frecuencia y la calidad con que se produce el intercambio depende de numerosos factores que ya hemos ido viendo a lo largo de este podcast, como el estado de salud de la persona, sus hábitos adquiridos, su nivel de actividad mental, o su equilibrio emocional.
Durante mucho tiempo se pensaba que la acción de la respiración se producía por el impulso del corazón y el movimiento de los pulmones. No fue hasta el s.XVI, con Leonardo da Vinci, que se empezó a hablar de la respiración en base al espacio que se crea en los pulmones por la expansión de la caja torácica. Ya que la diferencia de presión que se origina, hace que el aire entre llenando todo el espacio disponible.
Pero no es que los pulmones o el corazón lo empujen o dirijan, sino todo lo contrario, ya que únicamente crean las condiciones necesarias para que el aire entre de forma natural.
Ya hemos hablado en otras ocasiones de todo esto, de cómo realmente los pulmones no respiran, sino que los verdaderos responsables del movimiento de la respiración son los diferentes músculos, como el diafragma o los músculos intercostales.
Fisiología respiratoria y energía sutil
Por ello no nos vamos a detener hoy más en esa idea, y me gustaría en cambio seguir reflexionando sobre el intercambio de gases en nuestra respiración, pero ahora desde un punto de vista más sutil.
Porque el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono es fundamental, pero nuestra respiración en realidad es mucho más que eso.
Voy a leerte un texto de Japa Kaur que lo expresa a la perfección:
La respiración es la conexión entre la experiencia mortal en un cuerpo humano y la vasta divinidad del universo. Cada vez que inhalas, atraes una pequeña parte del universo dentro de tu cuerpo. Con cada exhalación, das lo que está dentro de ti de vuelta al universo. La perfecta belleza de este intercambio es que cada parte está tomando lo que la otra no necesita, y tomando exactamente lo que necesita.
¿Te habías parado a ver alguna vez así tu respiración?
Me parece una idea preciosa y es increíble lo sencilla y profunda que es a la vez. Ese pequeño gesto de respirar, de tomar aire y después exhalar, no sólo produce un intercambio a nivel físico, sino que nos está hablando de la base de la espiritualidad, de tu conexión con lo divino.
Fíjate cómo cambia la percepción si empiezas a sentir que tu respiración te conecta directamente con algo más, y aquí puedes llamarlo como quieras, no hace falta que creas en Dios. Tan sólo deja de verte como un ser aislado y completamente independiente, que coge y suelta aire.
Estamos muy apegados a esa idea, y no nos damos cuenta de hasta qué punto nos limita. Por ello te invito a cuidar tu respiración, a hacerla más consciente, con más gratitud y devoción, ya que a través de ella tienes acceso a toda la energía del universo.
Permite que la tensión en tu cuerpo se disuelva, que tu respiración se haga más profunda, y confía en que con ella llega todo lo que necesitas, a la vez que se suelta aquello que ya no te sirve o apoya.
Meditación para el autocuidado

- Para abrir el espacio: siéntate con la espalda recta, coloca las manos en el mudra de plegaria y canta 3 veces Ong Namo Guru Dev Namo.
- Postura: sentado en postura Fácil, Sukhasana, apoya las manos sobre el centro del corazón, colocando primero la izquierda, y sobre ella la derecha.
- Respiración: con los labios fruncidos forma una O con la boca, y a través de ella mantente haciendo una respiración de cañón estable y constante.
- Ojos: cerrados, lleva tu concentración bajo las palmas de tus manos.
- Tiempo: 5 minutos.
- Para terminar: inhala profundo, sostén el aire dentro y relaja la boca. Repite mentalmente: soy bello, soy inocente, soy inocente, soy bello. Exhala a través de la nariz y repite un total de 5 veces. Después relaja.
- Para cerrar el espacio: recita el Eterno Sol “que el Eterno Sol te ilumine, el amor te rodee y la luz pura interior, guíe tu camino” y canta 3 veces Sat Nam.
