Descubre cómo equilibrar fácilmente tu energía sea cual sea tu constitución ayurvédica
¿Sabes que hay tres posturas de Yoga que van a beneficiarte SIEMPRE? Olvídate de pensar qué práctica es mejor para ti o qué debes o no hacer. Si no quieres equivocarte, apuesta por estos 3 asanas para todos los doshas.
Suena a fórmula milagrosa, lo sé, pero nada más lejos de la realidad. Y es que cuando las conozcas, vas a reconocer cómo no podían ser otras distintas, y vas a poder comprender por qué se repiten en todas las clases.
Hoy en día estamos acostumbrados a elegir nuestra práctica de Yoga en base a los objetivos que queremos trabajar, pero piensa cuántas veces has acudido a una clase presencial sin saber lo que se iba a hacer, y simplemente, ¡ha funcionado!
La magia del Yoga muchas veces reside en que no necesitas conocer el origen de tu malestar o desequilibrio para trabajar sobre él. Basta con comenzar tu práctica, y rápidamente puedes sentirte mejor.
Aún así es muy interesante enfocar la práctica a un fin específico, y, en mi opinión, resulta más interesante aún cuando ese objetivo no es una meta a alcanzar, sino un aspecto de tu naturaleza. Es decir, algo que vaya a favor de cómo tu eres, y tus verdaderas necesidades.
Para ello hay numerosas herramientas, y una muy efectiva es conocer tu dosha, o constitución ayurvédica (puedes hacerlo muy fácilmente con este TEST).
Los doshas son tres: Vata, Pitta y Kapha, y cada uno de ellos tiene unas características muy marcadas.
- Vata se basa en el movimiento, haciendo todo de forma rápida y manteniendo un nivel muy alto de actividad física y mental.
- Cuando está equilibrado disfruta de claridad, lucidez, alegría, entusiasmo, flexibilidad e interés por el cambio.
- En cambio desde el desequilibrio sufre miedo, ansiedad, nerviosismo, inseguridad, desarraigo, inestabilidad emocional, cambios de ánimo y ensoñación.
- Pitta se basa en la transformación, y se relaciona de forma muy directa con el elemento fuego, lo que le hace intenso y apasionado.
- Si está en equilibrio goza de comprensión, discernimiento, enfoque, buena memoria, buen juicio y concentración.
- Pero si se desequilibra se vuelve rabioso, violento, irritable, impaciente, envidioso, crítico, agresivo, perfeccionista y competitivo.
- Kapha se basa en la materia, lo que le hace más lento y pasivo que el resto de doshas.
- Desde el equilibrio es amable, amoroso, compasivo, se siente satisfecho, estable y es capaz de perdonar fácilmente.
- Cuando se desequilibra padece apego, avaricia, nostalgia, tristeza, depresión, letargo y monotonía.
Si te interesa este tema puedes aprender más en mi artículo “Doshas”.
En principio, todos los asanas o posturas de Yoga ayudan a equilibrar los tres doshas, por lo que puede decirse que son tridoshicas en naturaleza. Pero lo cierto es que la mayoría actúan de forma más intensa en uno o dos de ellos únicamente.
Por eso quiero compartir contigo 3 asanas para todos los doshas, las cuales equilibran de forma proporcionada todos ellos, y son beneficiosas y recomendables para cualquier constitución:
Padmasana o postura de Loto
Padmasana es la postura por excelencia para la meditación. En ella nos encontramos sentados con las piernas cruzadas, apoyando los pies sobre los muslos opuestos, de forma que nuestra columna se mantiene perfectamente recta. Ése es el verdadero objetivo de esta postura, y no tanto la imagen de las piernas.
Por ello puedes ayudarte de una variante más sencilla, Sukhasana o postura Fácil, en la que no necesitas tanta flexibilidad para disfrutar del mismo beneficio.
En cualquiera de ellas tienes un efecto poderoso en toda tu energía, ya que estimulan los centros más importantes a lo largo de toda tu columna, desde el coxis hasta la coronilla. Esto favorece el flujo de energía a través de todos los chakras, beneficiando a cada dosha por igual.
Todas las posturas que vamos a ver hoy tienen en común que son extremadamente sencillas y básicas. De hecho, son aquellas en las que parece que no estás haciendo nada, o que incluso se emplean durante la práctica para descansar.
En este caso, Padmasana se emplea para meditar, pero también para abrir y cerrar el espacio en una sesión. Es algo que yo recomiendo no saltarte nunca, ya que te ayuda a aterrizar de forma consciente en tu práctica, y a fijar una intención en ella que te permita conectar con algo más que tú mismo.
Así que si quieres emplearla para equilibrar tu constitución asegúrate de hacerla de forma consciente durante tus clases de Yoga, o simplemente siéntate en ella a respirar de forma lenta y profunda unos minutos.
Siente el contacto de tus isquiones en el suelo, mantén tu columna recta, el pecho ligeramente elevado, la cabeza recta al frente, y ofrece espacio en tu cuerpo para que discurra la energía a través de toda tu columna.
Balasana o postura del Niño
Balasana es la postura más relajante que puedes hacer si necesitas liberar tensión. ¡Se dice que 11 minutos de esta postura equivalen a varias horas completas de sueño! Además, es ideal también para relajar todos los músculos en la espalda, y de forma especial la zona lumbar.
Pero para obtener todo su beneficio aquí es fundamental que te mantengas bien sentado sobre los pies y que en ningún momento te despegues de ellos. Quizás te suena absurdo, pero te aseguro que es uno de los errores más repetidos que veo en las clases.
Parte de su beneficio viene precisamente de la presión que se ejerce en los talones, por lo que debemos mantener el contacto con ellos. Además este asana estimula importantes centros energéticos en las piernas y la caja torácica.
Puedes practicarla por sí misma dentro de una secuencia, como contrapostura para aliviar la tensión de un asana más exigente, o simplemente entrar en ella cuando necesites un descanso para reponer tu energía.
Siente el contacto de tu cuerpo con los talones, deja caer todo tu peso hacia el suelo, y permite que el tronco quede apoyado sobre las piernas mientras respiras de forma profunda.
Savasana o postura de Cadáver
Savasana no debe faltar en ninguna de tus prácticas de Yoga. Porque pese a que mucha gente la percibe como una pérdida de tiempo, en realidad es la postura más importante de toda la clase.
En ella no sólo nos relajamos, sino que permitimos que todo el efecto de nuestros esfuerzos se integre en el cuerpo. En realidad es un espacio de sanación, en el que nos rendimos soltando el control para permitir que la energía se acomode en nosotros.
El efecto tan beneficioso de esta postura proviene de la superficie de contacto con el suelo. Ya que en ella estamos apoyando sobre puntos clave para nuestro sistema energético, como son el cráneo, los omóplatos, el coxis o los gemelos.
Así que aunque a ti te parezca que no estás haciendo nada, en realidad, la sola presión que tu peso ejerce en estos puntos al entrar en contacto con el suelo, es más que suficiente para disfrutar de todo lo que te ofrece esta postura.
Dale una oportunidad y recuerda su importancia a la hora de practicarla. No debes hacer ningún esfuerzo en ella, ni mantener los músculos en tensión. Prueba en cambio a abandonarte y disfrutar de unos minutos de completa relajación. ¡Volverás completamente renovado!
¿Imaginabas que estas serían las tres posturas? Seguro que si ya has practicado Yoga no te sorprenden en absoluto. Pero lo bueno es que son tan sencillas de realizar que puedes hacerlas sea cual sea tu nivel de experiencia.
De hecho, son un punto de partida ideal para comenzar a detenerte y conectar contigo mismo. Mientras te mantienes en ellas puedes simplemente cerrar los ojos y escuchar tu respiración. Enseguida notarás la diferencia en toda tu energía.
Recuerda que todas estas posturas sirven para equilibrar cualquiera de los doshas, pero si quieres un trabajo más específico con alguno de ellos, te recomiendo el Curso de Yoga para los doshas en la Escuela de Yoga Online.
Gracias por tu tiempo, espero que te haya ayudado. Si quieres contribuir a que ayude a muchas más personas, por favor comparte.
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Sat nam!