En la tradición yóguica, el cuerpo es más que una estructura física: es el templo del alma, el espacio sagrado donde habita nuestra esencia más pura. Por eso en esta clase quiero compartir contigo una práctica diseñada para honrar, fortalecer y armonizar nuestro cuerpo, reconociéndolo como un canal de energía y transformación.
A través de movimientos conscientes, respiración y meditación, exploraremos la conexión entre cuerpo, mente y energía vital, buscando nuestra presencia y proyección, activando nuestra fuerza interior y despertando una mayor conciencia corporal.
Es un viaje de autoconocimiento y vitalidad en el que podrás escuchar el lenguaje del cuerpo, nutrirlo con gratitud y desbloquear su infinito potencial.
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