Vivimos en un mundo lleno de distracciones, cada vez son más los estímulos que reclaman nuestra atención, pero, aunque no lo creas, no estamos obligados a vivir atrapados en ese estado. Tenemos el poder de transformar la distracción en receptividad, abriendo nuestra mente y corazón al momento presente.
Se trata de tomar el control para no ser arrastrados por la inercia, los hábitos o la presión social. Por ello con esta práctica vamos a entrenar nuestra mente para que sea más receptiva y menos reactiva, lo que mejorará tu calidad de vida, tus relaciones y tu capacidad de estar realmente presente.
Esta práctica te ayudará a reducir la tensión mental, estar más presente en tus actividades diarias y comunicarte mejor, tanto contigo mismo como con quienes te rodean.
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