Si hay algo que me ha enseñado la práctica de Yoga es a aceptar la existencia de los opuestos, como la tensión, y la relajación. Siempre nos estamos moviendo entre ellos, y debemos asumir que hay momentos para todo. Está bien esforzarse, pero a veces necesitamos simplemente relajar y no exigirnos gran cosa. Yin y Yang. Hay que trabajar y tratar de dar lo mejor de uno mismo, pero también hay que saber cuándo frenar.
Esta clase es de gran ayuda para ello, ya que físicamente no puede ser más sencilla. Es una oportunidad única para permitirte aflojar y bajar el nivel de exigencia, y también para desconectar de todo lo exterior y permitirte tan sólo estar contigo mismo.
Te invito a descubrir el valor de lo sencillo, y a regalarte este tiempo dejando atrás cualquier demanda o expectativa.
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