Descubre todas las posturas de yoga o asanas

A continuación encontrarás un listado con las principales posturas para practicar yoga, con toda la información que necesitas para poder realizarlas.

Encontrarás lo primero su nombre original, en sánscrito, así como la traducción al castellano. Verás que todas se componen de una parte principal que describe algo muy característico de la postura, y después la terminación -asana.

Podrás ver después los pasos para entrar en ella, y los puntos más importantes para revisar mientras se realiza. Esto te ayudará a evitar errores frecuentes, y también a profundizar tu experiencia. Aprenderás cómo se relaciona cada postura con la respiración para poder sacarle el máximo partido. Y finalmente conocerás cómo deshacer esa postura de forma suave y consciente.

Además dispondrás de variantes más sencillas y contraindicaciones, para que puedas crear tu propia evolución, o por si necesitas tener cuidado con alguna lesión.

Pero si antes quieres saber más sobre la historia, significado e importancia de los asanas continúa leyendo

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Posturas de yoga o Asanas

La palabra asana proviene del idioma sánscrito, y se traduce normalmente como postura. Pero esta traducción está muy limitada, ya que el término original asana incluye muchos matices que hacen que una postura en yoga sea mucho más que una mera posición del cuerpo.

Como curiosidad, aprovecho para recordar que en sánscrito todas las palabras terminadas en -a son de género masculino. Por ello la forma correcta de nombrarlo es un asana o los asanas.

La diferencia entre Asanas y Posturas

Pese a que los dos términos se usan de forma indistinta todo el tiempo, lo cierto es que no deberían significar lo mismo.

Simplificándolo mucho podríamos decir que todos los asanas son posturas, pero no todas las posturas son asanas. Un asana en yoga implica una posición corporal acompañada de un proceso consciente de observación y respiración.

Cuando estás tirado en el sofá, o de pie en la calle esperando a alguien, tu cuerpo mantiene una posición concreta, una postura. Pero esto no implica ningún tipo de trabajo ni conciencia personal, por lo que no puede llamarse asana. Esto que puede parecer demasiado obvio nos lleva a darnos ya cuenta de que necesitamos mantener una determinada actitud dentro de un asana. No podemos colocar el cuerpo de una cierta manera y ya está.

¿Qué es un Asana?

Te preguntarás entonces qué es eso que hace tan diferente y especial a un asana. Kundalini Yoga lo deja muy claro y afirma que un asana supone los siguientes cuatro conceptos:

Ejercicio físico:

A través de nuestro cuerpo, con las diferentes posiciones y estiramientos, empleamos los asanas para estimular o afectar áreas concretas que sabemos van a producir un cambio o respuesta a nivel energético, circulatorio y glandular.

Meditación:

La mente siempre sigue al cuerpo. Desde la conciencia de uno mismo que se crea en el asana gracias a la concentración en la postura, establecemos una nueva relación entre nuestro ser físico y mental. La inmovilidad ayuda a relajar y enfocar la mente, nuestras respuestas y procesos de pensamiento se vuelven fácilmente reconocibles, y así podemos evolucionar y liberar bloqueos y patrones negativos.

Conexión con el flujo de energía:

Todos los asanas fueron inicialmente diseñados en base al funcionamiento energético del ser humano. Esto a día de hoy es invisible a nuestros ojos, pero no era así en la antigüedad. De este modo cada asana facilita una corriente energética a nivel interno y sutil, y no sólo una imagen exterior. Gracias a ello podemos equilibrar nuestros estados emocionales, recuperar la vitalidad, relajar la tensión y disfrutar del sentimiento de pertenencia a algo más que nosotros mismos.

Herramienta de auto diagnóstico:

Un objetivo importante del Yoga es la prevención de las enfermedades. No sólo podemos beneficiarnos de la práctica para sanar o recuperar el bienestar, sino que debemos mantener el estado de salud y equilibrio. Para ello cada asana te brinda el espacio necesario para observar cómo está tu cuerpo en cada momento. Al ir practicando te familiarizarás con tu cuerpo, conocerás sus respuestas, procesos y diferentes estados. Podrás identificar rápida y fácilmente cuando aparezca algún síntoma como dolor o tensión. Tu cuerpo te va a mostrar en todo momento el estado de tu musculatura, de tus órganos o glándulas, pero también de tus emociones y actitudes ante la vida.

Con todo ello el asana se convierte en un espacio, un lugar, y no una mera imagen. Lo importante en el asana es cómo tú estás en ella, tus experiencias, sensaciones, diálogos internos, etc. Que seas capaz de observar de forma neutral y responsable todo lo que ocurre. Y esta conciencia debe incluir igualmente el modo en que entras y sales del asana.

Muchas personas cometen el error de no dar ninguna importancia a estos pasos, de no prestarles atención. Buscan saltar al resultado final cuando el yoga nos enseña todo lo contrario. Debemos fluir a través de cada postura, transición o tiempo de relajación, y así podremos aprender a hacernos presentes, a reconocer el movimiento incansable de la vida, y la impermanencia de todas las cosas.

Y es que un asana es algo vivo. La vida siempre está ahí, nunca desaparece. A veces vemos las posturas como si tuviésemos que convertirnos en una estatua y quedarnos totalmente petrificados. Para nada es así en la práctica, de hecho es todo lo contrario. Pese a que en apariencia, juzgando desde fuera, estás inmóvil, comprobarás como observando desde dentro hay numerosos movimientos en ti. Tu respiración, el ir y venir de pensamientos, el cuerpo que va cediendo o resistiéndose y cambia sutilmente su posición…

Orígen y evolución de los Asanas

Nos referimos siempre al Yoga como una ciencia milenaria, pero lo cierto es que el yoga de posturas que conocemos a día de hoy es mucho más actual de lo que cabría imaginar. Concretamente, la pasión por las posturas que vivimos a día de hoy tuvo su origen en torno al año 1920.

La palabra asana apenas aparece en las escrituras antiguas, y cuando lo hace se refiere únicamente a la postura de meditación. En origen, su práctica estaba siempre supeditada al resto de trabajos de pranayama, reflexión, sonido,… Inicialmente el objetivo era un trabajo completo, y no se contemplaba como método para estar en forma.

Pero poco a poco estas prácticas se fueron disgregando y cada practicante eligió desarrollar más un cierto aspecto, así es como surgieron diferentes métodos y escuelas.CONOCE MÁS SOBRE los tipos de yoga

Cuando el Yoga hizo su entrada triunfal en Occidente, se generalizó la práctica de asanas, creando un sinfín nuevo de ellas.

Como curiosidad tened en cuenta que de todas las posturas iniciales, la única que se realizaba de pie era el árbol. Nada de guerreros, triángulos o perro boca abajo. Ni siquiera Saludos al Sol o inversiones.

La referencia más directa y aceptada que tenemos es como siempre Patanjali, quien en sus Yoga Sutras afirma los siguiente: